viernes, 6 de mayo de 2011

El PNV llama a conquistar la paz


Iñigo Urkullu, presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, se dirige a los asistentes al primer mitin jeltzale de la campaña electoral en Gasteiz.
Iñigo Urkullu aplaude el fallo del TC y pide aprovechar la oportunidad de conseguir la normalización
Bilbao. "Hoy comienza la campaña". La sentencia puede resultar obvia, pero esconde su simbolismo. Y lo hace porque, para el PNV, la que despegó ayer fue una campaña con mayúsculas. Así lo dejó ver su presidente Iñigo Urkullu tras la decisión del Tribunal Constitucional de dar luz verde a Bildu, que permitirá celebrar unos comicios sin cortapisas y dejar atrás la estampa de la representación institucional cercenada. Un nuevo escenario que, a juicio del jeltzale, abre una irrenunciable oportunidad para avanzar en la resolución del conflicto. "Hoy, que después de diez años Euskadi recupera la participación política plena; hoy, que tenemos una gran esperanza de iniciar un nuevo tiempo; hoy, que tenemos una gran oportunidad de conquistar la paz y la normalización política, es un día importante para Euskadi", zanjó en el acto de inicio de campaña de su formación, celebrado en Gasteiz.

El partido de Iñigo Urkullu ha acreditado con su trayectoria su compromiso con la pacificación y la normalización -al lehendakari Ibarretxe le costó sentarse en el banquillo, pero insistió en que intentaría lograr la paz "una y mil veces"-. Lo dejó claro durante las negociaciones presupuestarias estatales del pasado año, en las que reclamó al presidente español José Luis Rodríguez Zapatero un compromiso al respecto. Además, ha ofrecido su capacidad de interlocución con abertzales y no abertzales para abordar un diálogo multipartito, ha llevado la petición de legalización a los parlamentos vasco y europeo, y ha asumido los riesgos: sabe que la izquierda abertzale histórica es un potencial rival en las urnas -la sensibilidad no ha ocultado su deseo de acabar con la hegemonía de los jeltzales-, pero antepone la consecución de la paz a los cálculos partidistas.

Quienes no habrían relegado tales intereses, en opinión del burukide, serían los dos partidos mayoritarios a nivel estatal, cuyo pacto en territorio vasco podría haberse hecho con más de una institución tras las elecciones de haberse consumado la ilegalización de Bildu. "PSOE y PP han intentado condicionar esta campaña. Han intentado condicionar hasta el último minuto el mapa político e institucional de Euskadi. El Tribunal Constitucional les ha enmendado en su intención. Ahora podemos iniciar una campaña de verdad. Es el momento de dar lo mejor", alentó, tras enfatizar que "esto son elecciones democráticas".

El lehendakari López, por su parte, se ha ceñido al guión de Madrid en materia de normalización. Si se ha visto obligado a ceder en sus más inflexibles posturas iniciales ante los movimientos de la izquierda abertzale oficial -únicamente el PP se mantenía escéptico-, en las últimas jornadas se ha decantado por cerrar filas en torno a Zapatero tras la advertencia de unos jeltzales que no apoyarían al PSOE de no cumplir con la apuesta por la normalización y la pacificación. López dijo que el PNV actuaba "con poco rigor democrático y victimismo".

Pero el de la paz no es el único reto del PNV. Ahora, con todos los partidos en igualdad de condiciones ante las urnas, toca hablar de economía. "Ha vuelto a subir el paro. Solo sube en Euskadi. El Gobierno vasco no reacciona, no tiene programa económico, no tiene nervio para afrontar la situación. López no tiene propuestas ni respuestas", criticó, para recalcar que "Euskadi está donde está por la gestión del PNV en los últimos quince años".

tres compromisos En este sentido, la formación ha puesto en valor su condición de partido sin otras ataduras que la defensa de los intereses de Euskadi, en contraposición a un PSE tan deudor del apoyo del PP en Lakua como atento a las directrices del Gobierno español en materia de economía o de normalización y pacificación. En este sentido, y pese al pretendido perfil técnico y gestor de su partido, el lehendakari ha sido acusado de responder con inacción a la crisis y de emular a un Zapatero cuyas recetas no han sido recibidas entre ovaciones. Tras amagar con recurrir al mismo diálogo social que tan poco productivo le resultó al presidente español, copió su plan de ajuste y pasó por alto la colaboración interinstitucional con las diputaciones y los ayuntamientos.

Los jeltzales, sin embargo, han tendido su mano al Gobierno vasco de cara a reconducir la tendencia de las cifras económicas, si bien el PSE ha optado por ignorar su apuesta y por tildarla de "electoralista". El partido con sede de Sabin Etxea promete insistir con sus iniciativas, como ya lo hiciera al proponer al Ejecutivo el pacto de estabilidad institucional y presupuestaria materializado a comienzos de legislatura para huir de la pugna y la incertidumbre en tiempos de crisis. Las filas de López, no obstante, permanecen ahora pendientes de sus socios preferentes y de los comicios. Han cargado contra un PNV que ha exhibido como credenciales sus actuaciones en las diputaciones, y cuyas cuentas alabó el propio PP, que ha aplaudido la gestión de los anteriores gobiernos de las siglas.

Durante la jornada de ayer, Urkullu asumió nuevos compromisos, que pasan por la austeridad, la atención a los servicios básicos -educación, sanidad, servicios sociales, vivienda o seguridad- y la inversión pública para generar empleo. "Tenemos un saber hacer. Tenemos proyectos. Y, sobre todo, tenemos una cosa. Algo que el pacto PSE-PP no tiene. Tenemos ilusión por sacar este país adelante", insistió.