domingo, 5 de febrero de 2012

La necesaria perestroika, por Iñaki Anasagasti: Senador de EAJ/PNV


Sabino Arana, un joven bilbaino de Abando, fundó el PNV en 1895 y, por tanto, el nacionalismo vasco. Lo hizo hace 117 años y resumió su propuesta en la frase "Euzkotarren Aberria, Euzkadi da", es decir: "Euzkadi es la patria de los Vascos". Incluía Navarra y la Euzkadi continental hoy llamada Iparralde. Pero Sabino Arana era católico y fundó un partido confesional, para unos de centro derecha, para otros de centro izquierda. Sin embargo, no hay más que ver las posteriores políticas sociales del Partido Nacionalista Vasco, que además parió al poco de la muerte del fundador el sindicato nacionalista ELA-STV, para evidenciar que la apuesta social está en el ADN del partido vertebrador de Euzkadi.

Este dato histórico e incontrovertible no gusta al mundo de la izquierda abertzale. Decirles que sesenta años antes que ellos hubo alguien que había descubierto la pólvora, la ikurriña, el Mediterráneo y hasta la nacionalidad vasca no les gusta un pelo y suelen hacer lo que haría un adolescente con su padre: ignorarlo. Y algo más. Sacarse de la manga un respetable nombre geográfico y cultural, pero no político y además permitido bajo el franquismo, como el de Euskal Herria. Ya está. Nada que recuerde los orígenes del nacionalismo en el txakoli Larrazabal. Hasta ETA se llamó "Euzkadi ta Askatasuna" y no "Euskal Herria ta Askatasuna".

Pero, para hacer más complicada la cosa, en aquel incipiente nacionalismo había los que querían subir las escaleras de cuatro en cuatro y los que abogaban por subirlas peldaño a peldaño. Todos querían llegar al mismo sitio, pero en tiempos diferentes y de ahí vinieron las separaciones de Comunión y Aberri y la acción del Jagi-Jagi en la República y en la guerra con sus batallones. Pero en la hora definitiva del fusilamiento, lo que gritaban unos y otros era "Gora Euzkadi Askatuta!".

Existía, sí, el Partido Comunista de Euzkadi, que tuvo su consejero en el Gobierno de Aguirre en la persona de Juan de Astigarrabia quien, a la caída de Bilbao, fue juzgado por su "compadrazgo con el gobierno Aguirre". Pero eran una minoría no determinante. El comunismo en Euzkadi ha existido, pero ha sido una fuerza testimonial.

Pasados los años y al calor de las revoluciones cubana y argelina y de aquellos conciliábulos cargados de ideología y de ejemplos de países no alineados, en los años 60, surge una ETA nacionalista que se va dividiendo en sus asambleas y en sus debates sociales. Había que liberar a Euzkadi, pero enganchándola a todos esos movimientos revolucionarios mundiales donde primaba lo social y se imponía como doctrina la dictadura del proletariado en sus diversas acepciones: marxismo-leninismo, troskismo, maoísmo, titoísmo y todos los ismos que dictase la revolución. No hay más que ir al archivo de Lazkao para comprobar cómo en la documentación allí almacenada y catalogada, reposan en letra escrita las miles de horas de discusiones y de empanadas mentales sobre estos temas que hoy duermen el sueño de los justos.

El marxismo, hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, era una atractiva filosofía política y económica que daba una nueva interpretación a la historia universal. La Revolución rusa de 1917, por obra de Lenin, se convirtió en la base y razón de un sistema político dictatorial y cerrado verticalmente que nunca había pasado por la imaginación de Marx. Sobre esa fórmula se constituyó el partido bolchevique, luego el estado revolucionario y como consecuencia la Tercera Internacional. Era fundamentalmente un sistema autoritario de dominio y regimentación por una minoría que posponía para un futuro indefinido la realización de los ideales políticos que preconizaba. Ese sistema, con Stalin y sus sucesores, se fue convirtiendo en una chaqueta de fuerza donde toda posibilidad de libertad de pensamiento y de iniciativa individual llegó a desaparecer por completo. Contra esa opresión esterilizadora, empobrecedora y retardataria, y sus negativas consecuencias económicas y sociales fue que se anunció la perestroika de Gorbachov. Es también contra ese tipo de Estado y de gobierno que se levantaron los pueblos sometidos de la Europa Oriental. El marxismo-leninismo, que desapareció de Rusia, de la Europa Oriental y, en muchas maneras, de China, no parece conservar cierta vida y actividad sino en el Tercer Mundo.

El fenómeno del retraso ideológico ha sido una de las características del pensamiento de estos grupos. Las ideas nuevas han llegado generalmente con un retraso equivalente el lapso de una generación. Todo un cuerpo de concepciones, todo un vocabulario, ha comenzado a ser tan ineficaz y antihistórico como el muro de Berlín. Sería lamentable que se siguiera manteniendo un pensamiento y un lenguaje que ya pertenece al pasado en el corazón de Europa como ya denunciara en su día en una durísima controversia Manu Robles Arangiz en su folleto Un Caballo de Troya. Con la envoltura del nacionalismo movilizador de sentimientos, veía una ideología totalitaria como núcleo central agazapada y a la espera de su oportunidad. Todo un caballo de Troya.

KAS fue concebida desde su nacimiento como un instrumento para la revolución vasca por la "necesidad que tiene la Vanguardia (ETA) de articular un mecanismo delegado para la dirección política en la lucha de masas e institucional en esta fase del proceso de liberación nacional y social vasco". Pero a pesar de todo este farragoso mundo de análisis a la violeta, el resultado final ha sido que el pasado mes de octubre se anunciase un cese definitivo de la acción armada de ETA. Todo un fracaso. Tantas horas de lucubraciones mentales y de cubas libres ideológicos, para acabar como en 1977 se les pidió en Txiberta.

Pero empieza una nueva etapa. La de la política y la de la gestión. La de ocuparse de las basuras y hacer frente a la crisis. La del festival de cine y la presión fiscal. La de las realidades tangibles y, si bien es cierto que todavía hay obstáculos que vencer -la salida de Otegi de la cárcel, la situación de los presos, la desaparición de ETA, la legalización de Sortu-, el horizonte posiblemente quede despejado en los próximos años. Y la pregunta que se impone tras esto es: ¿qué modelo de sociedad presenta, además del nacionalismo, la llamada izquierda abertzale? ¿Marxismo-leninismo, socialdemocracia, Jagi-Jagi, eurocomunismo o qué?

De ahí que, desde Marx a Cayo Lara, la obsesión de este mundo lo constituye la unidad del proletariado o, como hoy se dice, cuando apenas existen proletarios al estilo del los tiempos del primer capitalismo, "la unidad de las izquierdas". Porque esta es la clave y meta de todas las consideraciones sobre autonomía, federalismo o autodeterminación que encierran sus programas.

Un jelkide exsenador me decía: "Sortu/Amaiur tendrá que encontrar su espacio ideológico en las corrientes del socialismo europeo, y no podrá ser el partenaire de un sistema bipartidista si pretende abarcar desde el marxismo-leninismo afín a las Brigadas Rojas italianas o la Acción Directa francesa hasta los empresarios de pymes y la burguesía nacional, como dicen ellos. Tendrán que hacer su Bad Godesberg como hizo el socialismo alemán bajo la dirección de Willy Brandt en 1959, abandonar sus planteamientos marxistas, y desarrollar un socialismo europeo homologable con el socialismo francés o el laborismo inglés".

Todo esto significa que en una década y sin violencia este puede ser un país normal. Y que nosotros seguiremos nuestro camino. No buscamos la unión de las derechas aunque nos clasifiquen de burgueses. Más aún. No tenemos el menor reparo en ir con la izquierda o con la derecha.

Aguirre, Irujo, Leizaola, Ajuriaguerra, Landaburu y su generación comenzaron la República aliados a la derecha navarra tradicionalista y carlista. Y la terminaron encabezando un gobierno de concentración con socialistas, comunistas, republicanos y anarquistas luchando contra gentes que venían en nombre de una Santa Cruzada.

Porque sin tanta teoría y dogmatismos ni pretensiones científicas, buscamos una verdad tan humana y tan simple como la libertad de un pueblo que quiere existir y vivir según su propio ser y voluntad. No en balde los Peces Barba y los dogmáticos de la Constitución española ven con evidente preocupación y malestar lo que está ocurriendo en Escocia. Tampoco por casualidad en Iparralde no hay ni un mal Departamento vasco. Pero mientras haya gentes que se sientan identificadas con su pueblo y lo amen más que a su cartera, seguiremos buscando la libertad. Que tengan claro el principio de que no solo de pan vive el hombre.