viernes, 24 de septiembre de 2010

Maraña política por José Ramón Scheifler

De los presupuestos del Estado a las elecciones forales y municipales, del interés por mantener el poder, o por arrebatarlo, a los intereses de Euskadi; todo en liza en una negociación tradicional por otra parte. Y la izquierda abertzale a vueltas con su descubrimiento...

Por José Ramón Scheifler, * Profesor emérito de la Universidad de Deusto - Viernes, 24 de Septiembre de 2010 -
EL interés en la política vasca y en la estatal lleva al menos veinte días -y probablemente llevará más de otros veinte- centrado en la aprobación o no de los presupuestos del Estado para el 2011. Los partidos los han examinado y prácticamente todos tienen tomada su decisión. Sin duda, el examen ha sido estrictamente en el aspecto económico en medio de la crisis y en el énfasis que cada uno de ellos pone en sus partidas preferenciales: obras sociales, sanidad, educación, estructuras, etc. La decisión final se habrá atenido al resultado de tal examen. Al menos parece que debería haber sido así. ¿Lo ha sido? ¿No suelen interferir y quizá superponerse otras consideraciones o valores distintos? Recuerdo que, tras el fracaso de la tregua de ETA en 1998, se tomó en el Parlamento Vasco, en los partidos de la oposición, la actitud del no a todo lo que presentara el Gobierno presidido por Ibarretxe. Y, en eso, coincidían PP, PSE y el nombre que entonces llevara la izquierda abertzale. Podía tratarse de presupuestos o una propuesta de ley cualquiera. Ibarretxe tuvo que adelantar las elecciones. De eso se trataba. De que Mayor Oreja, del PP, apoyado por Redondo Terreros, socialista, arrebatara la lehendakaritza. No lo consiguieron porque Ibarretxe les dobló y los dos líderes desaparecieron de escena. Tratar así a los presupuestos y los debates de leyes siempre me pareció una ofensa a la política. No recuerdo a nadie que denunciara públicamente esta corruptela.

Hoy se ha llegado a que la aprobación de los presupuestos del Estado dependa del PNV. La negociación entre Zapatero y el PNV, sin embargo, no versa precisamente sobre el presupuesto. El PNV pretende conseguir, a cambio del sí, ventajas políticas de más autogobierno para bien del País Vasco. En torno a esto giran políticos, partidos y analistas. Al presidente Zapatero se le acabó hace tiempo el mito de su talante, su sonrisa es vista como ironía, su palabra no cotiza y su gestión de la crisis -"¿qué crisis?"- le ha dejado en cueros. Está solo, con todo su tenderete por el suelo. Sin embargo, parece tenerlo claro: "Cueste lo que cueste, por encima de todo, yo". Suele suceder: una vocación "al servicio del pueblo" y una deriva final: "¡Sálveme yo y mis muebles!". Hoy por hoy, si Zapatero no saca los presupuestos y convoca elecciones, el triunfo sería para Rajoy. Aunque las intenciones de voto pueden no convertirse en realidad. Es verdad que, aun sin presupuestos -¡pero unos presupuestos de crisis!-, podría Zapatero resistir en un gesto numantino de héroe de cartón. ¿Por cuánto tiempo? ¡Hasta sus propios sindicatos están en su contra y ya le esperan el próximo 29 con una huelga general! Dos años de legislatura en esas condiciones serían muchos años y supondrían para Zapatero un encarnizamiento psicológico y personal cruel.

No se me pasa que en el mismo PSOE tiene que haber quien piense preferible -entre ellos el mismo Patxi López- que no salgan los presupuestos y se convoquen elecciones anticipadas. Se evitaría así este continuo desgaste del partido y poder presentar otro candidato más apto y de refresco en los próximos comicios.

En cuanto al PNV, hay que reconocer que siempre, aun estando al frente del Gobierno vasco, ha sido el presidente del EBB, del partido, quien ha negociado con el presidente del Gobierno central. Arzalluz, si no me equivoco, llegó poco menos que a pactar con el mismísimo Aznar hasta que éste, investido con la mayoría absoluta, se desmelenó decidido a acabar en Euskadi hasta con el último resto de tufo no ya nacionalista sino vasquista. Fue entonces cuando lo de Mayor Oreja y Terreros y las dos orejas para Ibarretxe en el ruedo del 2001: los 600.000 votos.

En la situación presente, desbancado el PNV del Gobierno vasco del modo que todos sabemos, Urkullu, presidente del EBB, podría hasta exigir a Zapatero más autogobierno en beneficio de Euskadi. Sin embargo, no sería chantaje ni nada parecido. Sería entregar al Pueblo Vasco lo que le corresponde por ley y retienen los gobiernos de turno en Madrid durante treinta años con un vergonzoso abuso de poder en un indecente secuestro. Las competencias del Estatuto vasco pertenecen a este pueblo también por ley, y el Gobierno central debería ser el primero en cumplirla y soltar las competencias por mínimas que sean.

Es verdad que al PNV no le conviene una caída de Zapatero que provoque elecciones generales adelantadas. Éstas coincidirían con las municipales y forales en Euskadi. El ruido mediático de aquéllas en todo el Estado repercutiría negativamente en éstas, en situación claramente desventajosa. Por otra parte, que esta intervención de Urkullu en Madrid ofrezca al PSE la interpretación forzada pero consoladora de que "es bueno que el PNV, un partido nacionalista periférico, entre y se preocupe por cuestiones de Estado", es posible aunque no la creo acertada. No creo que Urkullu lo pretenda, aunque sea cierto que el PNV no gusta de desestabilizaciones. Al contrario. El PNV sin duda recuerda muy bien en qué tristes circunstancias, por qué y a qué precio colocó a Manuel de Irujo en Madrid. Quizá sea todavía el PNV demasiado aldeano y no le sienten bien los aires de la corte.

Lo que sin duda tampoco pasa por alto el PNV son los riesgos que conlleva el sí a los presupuestos, fiado en su negociación con Zapatero. El primero ¿es Zapatero de fiar? Creo que hasta los muebles de su despacho corearían un ¡nooo! ¿Acaso no se lo ha ganado a pulso? Sin apelar a Catalunya, ¿qué experiencia tiene el mismo PNV por su apoyo a los presupuestos anteriores, los del 2010, en diciembre del 2009, a la ley del aborto, el aumento del IVA…? El mismo Urkullu recordaba, el pasado día 2, en su blog, "la literalidad de un acuerdo firmado por EAJ-PNV y PSOE el pasado año en el marco de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2010. Y ahora, ya en septiembre, en que ha prescrito el compromiso", ¡nada de nada! ¿Qué quedaron de aquellas quince enmiendas del PNV, de las que trece se las cepillaron entre Zapatero y el PSE? ¿Va a tener ahora el PNV en sus manos unas esposas irrompibles para sujetar a Zapatero, sus palabras, sus promesas y para obligarle a cumplir sus acuerdos?

Y ¿qué decir, por fin, de las bases peneuvistas, de sus militantes, por supuesto, pero más de sus votantes habituales y nuevos, esos cientos de miles más? ¿Están suficientemente informados, motivados, ilusionados, una de las características, a mi juicio, de ese partido? El Alderdi Eguna de este domingo será una buena ocasión para tomar el pulso y a la vez caldear el ambiente y contagiar ideales. ¿No ha sido así otras veces? Se trata de un partido centenario y él sabrá lo que hace.

Para el PP, unas elecciones anticipadas coincidirían con un buen momento en las encuestas. Varios puntos a favor de Rajoy. A pesar de que éste no ha sido capaz de presentar una alternativa a la solución de la crisis clara y a la vez eficaz, la pésima gestión de Zapatero en todo este asunto, con un paro todavía en aumento, ha resultado útil al PP. Pero lo dicho anteriormente sobre el PSOE y la sustitución del candidato, ¿podría aplicarse también a los populares? A veces, pequeños aspectos difuminan la imagen de un verdadero líder. Y hay ocasiones que exigen líderes completos, aunque personalmente desearía que las masas no los necesitasen porque pueden resultar muy peligrosos. El equilibrio entre razón y emoción no es fácil. Pero no quiero divagar.

Más extraño puede resultar a más de uno algo que no es fruto de mi imaginación. Creo haberlo insinuando. La paradójica o irónica realidad de que, por fas o por nefas, hayan sido más de una vez nacionalistas catalanes y vascos, CIU y PNV, los que han sostenido al Gobierno del Estado, sienta muy mal a cierta españolidad. Y no falta quien propone al PP -en la seguridad de que el PNV acabe diciendo sí, seguridad que no tengo-, abstenerse en la votación de los presupuestos para quitar a los nacionalistas vascos ¡su protagonismo! ¿Acaso se trata de protagonismos?

La izquierda abertzale, está en otra onda; a vueltas con su descubrimiento -más vale tarde que nunca, aunque tarde sean cuarenta años- de los medios "exclusivamente políticos" aunque no condene otros, tregua y todo lo demás. El PSOE reafirma por un lado y por otro que la izquierda abertzale no entrará en las próximas elecciones sean éstas las que sean, ni el PSOE negociará con ninguno de ellos. Pero ¿es creíble? Y conste -lo he dicho varias veces-, no me encaja, a mí, con mi concepto de democracia, que en esta así llamada democracia, un 10% ó 12% de la población vasca no pueda elegir a sus propios representantes. Ilegalizada estaba Batasuna, también con otro nombre, mientras Eguiguren cocinaba con todos ellos el espectáculo de Anoeta. ¿Quién nos dice que alguien no lo hace ahora? O ¿es que no tienen claro que el día que la IA entre, al menos, en el Parlamento Vasco será más probable un acuerdo PSE-IA, para arrinconar al PNV, que lo contrario, siguiendo el camino de los Euskadiko -incluido el proceso de Burgos (Mario Onaindía, Teo Uriarte)-, es decir, el actual PSE-EE? Porque esa izquierda que sus dirigentes nunca se atreven a formular como piensan, casi siempre acaba ahogando los ideales originarios del abertzalismo.