A 72 años, el 26 de abril, los vascos hemos conmemorado una vez más el bombardeo e incendio de la villa de Gernika y el ametrallamiento de sus aterrorizados y pacíficos habitantes por la aviación nazi al servicio de Franco.
Tampoco el mundo puede olvidar el hecho aunque no tenga un recuerdo puntual el día del aniversario como sí lo tenemos nosotros, el genio de Picasso se lo impide.
Pero recordar no es ni sentir ni aprender y en estos tiempos de derechos humanos, seguimos matando individuos puntuales y muchedumbres anónimas con eficacia creciente sin dejar por ello de encomiar el genio del gran artista andaluz.
Siempre hay un buen motivo para matar pero Dios, La Patria y La Paz parecen ser los preferidos, tal vez por ser los más nobles. A nosotros, en el 36, nos mataban por Dios; hoy, entre nosotros, hay quienes matan por La Patria.
Digamos una vez más ¡ basta ¡. Basta de mentiras y de muertes. Los fines nobles sólo se logran por medios igualmente nobles y las ideas pueden sostenerse con heroísmo, dando incluso la vida pero jamás matando.
Nuestro compromiso con Gernika y con Euskadi es patriótico y es ético, debemos construir La Patria libre que anhelamos desde La Paz en democracia. Por el camino largo y difícil del trabajo paciente y persistente con la confianza del éxito sostenida con fe en las peores circunstancias, sumando todas las sensibilidades abertzales sin atajos tramposos, sin odios, sin muertes.
Cerremos esta recordación con unos versos del gran bardo de Urretxu:
En el País Vasco todos sabemos que han planeado tumbar el Arbol. Ea paisanos, esta es nuestra hora, mantengámoslo en pie sin que se caiga.