Hijas e hijos de Euskal-Herria, de este pueblo que habita y trabaja en esta encrucijada de Europa desde antes de que haya memoria histórica de hombres, hoy, en los umbrales del siglo XXI, declaramos libre y firmemente que:
1.- Euzkadi es nuestra Patria.
2.- Los vascos de los seis territorios constituimos un mismo pueblo unido por su origen y por su voluntad, dueño de sí mismo, sin que reconozcamos y acatemos otra soberanía.
3.- La lengua de nuestro pueblo es el euskera, constituyendo su recuperación e implantación una absoluta prioridad para cada uno de nosotros.
4.- La libertad y la justicia son bases de nuestra convivencia. Jamás aceptaremos tiranía ni servidumbres, como jamás las aceptaron nuestros mayores.
5.- Nadie es más que nadie y todos nos debemos respeto en nuestras ideas, decisiones y actos. La única discriminación que aceptamos es la positiva en favor de los disminuidos por nacimiento o por causas sobrevenidas. La calidad humana de nuestra sociedad ha de medirse sobre todo por la consideración de que gocen entre nosotros los menos dotados o los más frágiles.
6.- Ningún pueblo es más en dignidad que otro. Rechazamos el racismo, la opresión de un pueblo por otro, y defendemos el derecho a ser, a existir y a vivir conforme a su voluntad, carácter y valores de nuestro pueblo y de cualquier otro.
7.- Rechazamos el empleo de la violencia en causa alguna, salvo en la elemental defensa si nuestro pueblo fuere agredido con la fuerza de las armas.
8.- Constituye también una prioridad para nosotros la recuperación y cuidado de nuestro entorno, de nuestros pueblos, de nuestros montes, campos, ríos, bosques o calles.
9.- Aceptaremos como a un hermano a todo aquél, sea cual sea su origen, que quiera compartir con nosotros la suerte de nuestro pueblo.
JURAMOS fidelidad a la causa del pueblo vasco, sin contraponer jamás el interés particular al de la Patria. Porque el sentido de pertenencia a una Patria en peligro es el que ha unido antes y une ahora a todos nosotros, letrados e iletrados, profesionales, gentes de la industria, del campo y del mar, así como a comerciantes, a funcionarios o policías, a hombres y mujeres, a mayores y jóvenes.
Por más diferencias de formación, de credo, ideología, nivel económico o prestigio social que haya entre nosotros, nos une desde nuestro ser de vasco, el instinto y la voluntad de salvar y potenciar a nuestro pueblo y a nuestra lengua, y el empeño de darle aliento en este tremendo cambio histórico.
Este es nuestro juramento, que pronunciamos conscientes de lo que su guarda ha costado en sangre, destierro y carcel a tantos de nuestros mayores, y que prometemos guardar por encima de nuestras miserias individuales y de los avatares de los tiempos.
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