miércoles, 14 de septiembre de 2011

Intervención Iñigo Urkullu-ren hitzaldia


FORUM NUEVA ECONOMÍA. IÑIGO URKULLU.
Miércoles, 14 de septiembre de 2011.
Mila esker antolatzaileei aukera hau emateagatik. Eta zuei denoi gurekin izateagatik.
Zaharra berri. Kurso berri baten hasieran gaude eta Euskadiko gai-zerrenda politikoa berdina da, betikoa. Hori bai, ekonomiaren egoerak inoiz baino garrantzi handiagoa hartu du eta gai honekin hasiko naiz.
Buenos días a todas y todos. Mil gracias por su presencia.
Comienza el “curso político”, pero es indudable, para todos, que sigue y prima el “curso económico”.
¿Estamos al borde de la intervención económica?
¿Se están tomando las medidas adecuadas ante la crisis?
¿Cómo afecta esta situación a la economía y a las instituciones vascas?
¿Cuál es el horizonte al que se enfrenta el Estado español, y el que enfrentamos en Euskadi?
Compartirán conmigo que estas son las preguntas, las cuestiones del momento.
No me puedo arrogar conocimiento y autoridad suficientes como para dar respuestas absolutas. Pero me van a permitir utilizar esta conferencia para transmitir mis reflexiones e intentar dar luz sobre la situación, en la medida de mis posibilidades. Lo voy a hacer desde mi vivencia. Desde la noche del 9 de mayo de 2010 en que recibí la primera llamada de alarma del presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero.
Desde entonces la situación económica ha sido objeto de atención diaria y general. Hoy, 18 meses después, las dudas sobre el futuro, el riesgo de recesión, siguen marcando la agenda económica y política. Un alto responsable del Gobierno Vasco aventuró en julio, con bastante frivolidad por su parte, que “en agosto los mercados también se irán de vacaciones”. No solo no se fueron, sino que este agosto hemos asistido a uno de los momentos más críticos desde mayo de 2010.
El pasado 10 de agosto, imagino que como gran parte de ustedes, disfrutaba con mi familia de un tiempo de respiro. En vacaciones, relativizas las informaciones y sigues con otro espíritu las noticias de los medios de comunicación. Pero ese día, junto a las imágenes de los disturbios de Londres, nos encontramos con el siguiente titular: “El miedo arrasa las Bolsas mundiales”.
Recuerdo que en ese momento recibí una llamada de Rodríguez Zapatero. Reconozco que en pleno agosto, y con ese panorama, la llamada te sobresalta. Fue lacónico y breve. Me adelantó que la vicepresidenta Elena Salgado me llamaría en unos momentos.
Las notas que tomé en aquella conversación, son la prueba más evidente de que la situación durante este verano ha sido todavía más preocupante y grave que en el momento inicial del pasado mayo.
Los factores que afectan hoy a la situación económica son múltiples, alcanzan al conjunto de Europa, pero de forma más específica al Estado español:
En primer lugar. Los últimos datos económicos reflejan una ralentización de la recuperación económica. Debido especialmente a la debilidad del crecimiento en Alemania y Francia. Los países que estaban arrastrando al crecimiento del conjunto de Europa, lo están haciendo ahora en menor medida.
En segundo lugar. Nos encontramos ante un momento de contradicciones internas en la construcción política de Europa. Se aboga por la profundización en la integración de una Europa económica y política común. Pero, al mismo tiempo, los países muestran sus reticencias a las medidas adoptadas. El ejemplo más claro son los procesos de solidaridad económica de los Planes de rescate de Grecia. Y a su vez, Grecia, sigue sin transmitir seguridad suficiente con su plan de ajuste, lo que siembra las dudas en los mercados.
Y en tercer lugar. Ahora a Irlanda, Portugal y Grecia se suman las dudas sobre Italia. Primero, sobre la efectividad de las medidas que se han anunciado para hacer frente a su crisis financiera. Y además, dudas sobre la materialización real de las reformas y acciones de ajuste que se han planteado.
Por lo que respecta al Estado español, la incertidumbre económica se mantiene. La pregunta que nos formulamos es si la causa de que España esté sumida en esta espiral de crisis es el contagio ajeno o son las carencias propias. La respuesta es la peor posible, porque las causas son las dos.
Es cierto que desde el aldabonazo de mayo de 2010, la economía española ha cambiado de rumbo. Tengo que decir que Zapatero fue muy consciente de esta necesidad desde el primer momento. Tengo que decir también, que en mis reuniones con Mariano Rajoy, él se ha mostrado siempre convencido de la necesidad de un cambio drástico. Sin embargo, ni el primero abordó con determinación lo que sabía que tenía que hacer, ni el segundo ha contribuido suficientemente a que se hiciera.
Durante este tiempo, he tenido la oportunidad de compartir numerosas conversaciones con el presidente Rodriguez Zapatero y con la vicepresidenta Elena Salgado. Ayer por la noche volví a hablar con los dos. Me han participado siempre las medidas y reformas necesarias para hacer frente a los movimientos especulativos contra la economía. Pero se ha tratado siempre de una estrategia de acción-reacción. Una respuesta puntual para responder a cada requerimiento internacional. Una medida coyuntural para solventar cada momento de dificultad.
Durante este año y medio ha faltado la convicción necesaria para llevar a cabo una reforma profunda del sistema económico y financiero. Por eso, el alcance de las acciones que se han puesto en marcha ha sido tan limitado.
Si miramos al resultado de las medidas adoptadas desde mayo de 2010, podemos decir que su efectividad ha sido escasa. Hagamos un rápido repaso:
La reforma laboral se ha dilatado por un largo proceso de negociación social y político. La negociación no ha dado resultado. El único resultado es que una vez aprobada la reforma, las propias instituciones europeas la han considerado insuficiente.
La reforma del sistema financiero y los procesos de integración de las Cajas siguen todavía sin culminarse. Podemos estar llegando tarde a un nuevo escenario financiero que se va a tener que volver a reformar. En Euskadi, imagínense ustedes lo que serían hoy las Cajas vascas, caso de haberse fusionado hace seis años.
El control del déficit y de la deuda no se ha aplicado y controlado de forma decidida. Muchas Comunidades autónomas se han inhibido o han actuado más pendientes de las citas electorales que del rigor exigible por la situación. La nuestra, sin ir más lejos, se ha permitido el lujo de multiplicar su deuda por siete en solo dos años.
El modelo fiscal ha sido objeto de un debate público precipitado y permanente. No se ha acometido una reflexión y una actuación meditada y de futuro.
El sistema institucional en el Estado está al borde de la insostenibilidad. Asistimos a anuncios de “devolución de competencias”, de inauditos aplazamientos de pagos, de “situaciones de quiebra” y hasta de cuestionamiento de instituciones como Ayuntamientos y Diputaciones.
La propia estructura de gasto del Estado no se ha reducido. Han sido más los anuncios de ajuste que su aplicación efectiva práctica.
Y además de todo ello, las medidas de reactivación de la economía real brillan por su ausencia. Las medidas de apoyo a la empresa y a la industria, de inversión pública, de ayuda a la innovación, a la internacionalización del tejido productivo sufren una anemia total. En Euskadi, sin ir más lejos, han desaparecido de la agenda del Gobierno en solo dos años.
A este panorama interior se unieron en pleno agosto las nuevas amenazas de los mercados y las advertencias internacionales. Rodríguez Zapatero se vio obligado a dar una nueva señal, en este caso optó por la reforma constitucional. Nuevamente una reforma precipitada y urgente, sin materialización concreta, sin resultado práctico en el corto plazo. Una reforma decidida in extremis para salvar la situación, para contrarrestar un momento puntual delicado.
Tras la reforma constitucional, hemos vivido una última semana de convulsión enla Bolsa.Lanueva respuesta, precipitada y urgente, ha sido la recuperación del impuesto de patrimonio. El mismo impuesto que el mismo partido con el mismo Gobierno y con la misma crisis, decidió retirar hace solo tres años. Se recupera el impuesto de la peor de las formas posibles: por impulso electoral, sin consenso y por decreto.
No hay una visión integral. No hay un plan estructurado. No hay determinación para hacer reformas efectivas y, tampoco, efectivas las reformas. Sinceramente, creo que en el fondo es esto es lo que los mercados y la comunidad internacional están percibiendo. Esto, y también que el cálculo electoral lleva demasiado tiempo presente.
Durante estos dieciocho meses, desde aquella primera llamada de mayo de 2010, he tenido permanentemente en la mente la figura de Juan de Ajuriaguerra. Dirigente y parlamentario del Partido Nacionalista Vasco. Nuestro representante en los Pactos dela Moncloa.Laexpresión con la que todos le recordamos es: “hay que hacer”. En momentos de urgente necesidad, de gravedad extrema: “hay que hacer”. Hay que responder con la acción, con unidad, con determinación y de forma sistemática.
Entonces, en 1977 fue necesario y fue posible. En mayo de 2010 fue necesario y no fue posible. El problema es que hoy sigue siendo necesario y sigue sin ser posible.
Luego me referiré a la reforma constitucional y al momento pre-electoral que vivimos. Pero debo referirme primero a la situación que he descrito.
Mi verdadera preocupación en estos momentos se centra en el más corto plazo. El Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha quedado sin cartuchos para nuevas emergencias, se ha quedado sin medidas. España se ha quedado sin capacidad legislativa para hacer frente a nuevas decisiones que puedan ser necesarias. En doce días llega la disolución de las Cortes, acompañada por una encarnizada campaña electoral. Y, a continuación, el nombramiento de un nuevo Presidente, que debe nombrar un nuevo Gobierno y elaborar un nuevo presupuesto. España se va a encontrar desnuda estos próximos meses. Desnuda ante un riesgo económico que sigue siendo elevado.
Llegados a este punto, imagino que todos ustedes se estarán formulando, por lo menos, dos preguntas:
Primera, ¿por qué Rodríguez Zapatero toma medidas como la reforma constitucional, con el coste electoral y el desgaste que supone? La respuesta es muy sencilla. Porque no tiene otra opción. La alternativa solo podía ser el precipicio, el vacío, la intervención. No hay alternativa.
Y segunda pregunta, ¿por qué el PNV ha apoyado y sostenido al Gobierno en este tiempo? La respuesta en este caso es más compleja. Pero me corresponde darla.
Primero, por la apuesta por la estabilidad. Porque el precipicio, el vacío, la intervención, era la peor de las situaciones imaginables.
Segundo, porque la prioridad del PNV es la defensa de los intereses de Euskadi. Y en este sentido, hemos ganado todos. El avance del autogobierno ha sido impresionante. Hemos encauzando el desarrollo pleno del Estatuto de Gernika. Hemos conseguido inversiones estratégicas y financiación para proyectos de investigación y el desarrollo.
Y tercero, porque el tiempo otorgado ha ayudado a consolidar un nuevo tiempo para la paz. Así lo hemos querido.
Son tres razones, pero hay una superior, que está en el ADN del PNV. Nuestra visión crítica, en algunos momentos dura, no nos va a llevar a perder el sentido de la responsabilidad.
Nuestro modelo es “cuanto mejor, mejor”.
Durante este último año el Partido Popular ha evitado cualquier tipo de colaboración con el Gobierno español. Ha jugado a provocar un adelanto electoral. Este ha sido su único objetivo. Y solo cuando lo ha conseguido, ha aceptado apoyar una medida del Gobierno, la reforma dela Constitución.
Una Constitución que hasta ahora era intocable, que no se podía modificar. Ha tenido que ser la crisis económica y la presión internacional la que ha llevado a un cambio constitucional en España.
Ha sido una reforma exprés, sin consenso político, sin debate, sin participación democrática de la ciudadanía. Una modificación que vuelve a menospreciar a Euskadi y que cuestiona nuestro autogobierno. Con esta reforma, el Estado se autolimita en el déficit. Pero limita aún más a las Comunidades autónomas. El pacto alcanzado entre PSOE y PP prevé un 0,40% del PIB como límite máximo para el déficit. Ahora bien, este déficit podrá ser del 0,26% en el Estado y solo del 0,14% en las Comunidades. Esta decisión no tiene ningún sentido.
No es admisible que Euskadi se vea sometida a mayores restricciones que el Estado. Cuando Euskadi ha tenido una gestión presupuestaria modélica y el Estado ha navegado en el continuo recurso al déficit y el endeudamiento. Esta falta de consideración de los “incumplidores” hacia los “cumplidores” es inadmisible. Y el silencio del Lehendakari Patxi López es sonrojante.
La reforma constitucional perpetrada, ha reactivado a los sindicatos y al movimiento 15M. Un Gobierno de izquierdas ha promovido una reforma que se ha convertido en un revulsivo para las movilizaciones que surgen desde la propia izquierda.
El Estado estaba abocado a un cambio de ciclo político, pero el deterioro electoral del Partido Socialista lejos de frenarse se agrava. Facilita el camino al candidato que ha hecho popular el “no sabe / no contesta” ante la crisis económica que padecemos. Al candidato que ni tan siquiera ha asumido la responsabilidad pública de plantear una moción de censura ante la gravedad de la situación. Que ni tan siquiera se ha planteado la búsqueda de los apoyos necesarios para presentarla.
Mariano Rajoy tendrá la difícil tarea de sacar el país de la crisis y recuperar la tasa de empleo. La sociedad española puede intuir cuáles serán sus recetas, pero no las conoce directamente. Nadie se las ha contado, ni se las va a contar.
Tenemos que fijarnos en lo que el PP está haciendo en Castillala Manchao Extremadura para intuir por dónde puede ir su política económica. Recorte y más recorte del gasto público. Pero la reactivación económica necesita más que recortes. Necesita medidas de acción, apostar por nuevos sectores económicos, incentivar la innovación, apoyar la internacionalización y la captación de inversión extranjera. Necesita rigor fiscal. Necesita un pacto interinstitucional. Un pacto político.
Desde que soy presidente del EBB he impulsado la apertura política del Partido Nacionalista Vasco. El diálogo es la primera vía de la acción política. Con ese propósito hemos recuperado los cauces de relación entre el Partido Popular y el PNV. Alguno de los encuentros con el presidente del PP Mariano Rajoy se han conocido, otros no han sido públicos. En todo ellos, he insistido en la necesidad de la colaboración política. Si Rajoy ejerce su acción de gobierno desde la imposición y el unilateralismo se equivocará.
El PNV y Euskadi tienen aún la herida abierta por las formas y los fondos del Gobierno de mayoría absoluta de José María Aznar. El ataque a Euskadi y al nacionalismo abrieron una brecha que todavía tenemos todos en la memoria. Rajoy tiene el reto de cerrar y cicatrizar esas heridas. Hemos conversado y le he trasladado la necesidad del reconocimiento de Euskadi, de nuestra singularidad, entidad e identidad propias. Es importante recordarlo ante una situación que demanda pacto institucional, pacto político.
Señoras y señores. Pacto y acuerdo es lo que lleva ofreciendo y reclamando nuestro Partido durante los dos últimos años en Euskadi. Nuestros indicadores son mejores que los de nuestro entorno, pero esto no significa que estemos bien. La ralentización de Alemania y Francia afecta de forma especial a Euskadi. Además, las empresas relacionadas con el consumo interior y con los servicios a la administración están en verdaderas dificultades. Los empresarios vascos han tenido una actitud encomiable durante los dos últimos años. Han aguantado y han utilizado todos los recursos disponibles para mantener las empresas abiertas y el empleo estable. Pero para muchas empresas, la situación es insostenible.
En los periódicos se publican los grandes números, los nombres de las grandes empresas:la Naval, Babcock, Nervacero, ABB, Esmaltaciones, Daewo... Pero hay muchas pequeñas empresas, de dos y tres trabajadores, que no han aguantado más y están en estos momentos en situación extrema.
Debajo de los grandes números y las grandes empresas, están las pequeñas realidades, menos visibles, pero igual de difíciles.
Nuestro lema es “hay que hacer”. Necesitamos actuar. Necesitamos acometer medidas que generen economía y empleo. Para ello, es imprescindible el acuerdo interinstitucional. Sería un error, que tras las elecciones del 20N, Euskadi entrase en un clima de precampaña. Que, al estilo de lo que ha ocurrido en España, se empiecen a hacer cálculos electorales y no se emprendan las medidas que realmente necesitamos.
Necesitamos ajustar el gasto de la administración de forma efectiva y real, garantizando los servicios básicos.
Necesitamos alcanzar un pacto de políticas sociales, haciendo una propuesta de colaboración entre las administraciones, que garantice la sostenibilidad del estado social en que vivimos.
Necesitamos una política industrial que impulsela Innovación, los sectores estratégicos y la internacionalización. Que nos dé ventaja competitiva en el futuro.
Necesitamos un pacto fiscal que saque definitivamente este tema del debate público. Un pacto sólido que ofrezca seguridad y estabilidad a las empresas y a las familias, a la inversión y al ahorro.
Necesitamos un plan de Internacionalización de Euskadi y sus empresas, garantizando nuestra presencia en los foros internacionales. Abriendo las puertas a nuevos mercados, a nuevas inversiones, a proyectos de alianza y colaboración globales.
Necesitamos un pacto por la competitividad. Que prime en este momento la inversión pública, la formación especializada, el apoyo directo a la economía real.
Vamos a primar la reactivación económica y la generación de empleo. Es sin duda la gran preocupación social y, en consecuencia, la prioridad de nuestra acción política.
Vivimos tiempos de acuerdo y acción. Nuestro Partido está comprometido en esta línea y es la que estamos planteando en el ámbito de las administraciones que gobernamos. El PNV practica el “hay que hacer”. No vamos a hacer como el lehendakari, diciendo en público a los demás lo que tiene que hacer. Nosotros lo estamos haciendo.
Y la otra gran prioridad, no solo del PNV, sino de todo el País, es el fin definitivo de la violencia de ETA. La normalización, la reconciliación y la apertura de un nuevo pacto político que asiente la convivencia y el crecimiento futuro de Euskadi. También de este tema he hablado desde mayo, y hablé ayer con Rodríguez Zapatero
Lo primero que quiero decir es una obviedad: es bueno que no haya violencia. Mejor sin ETA.
Pero ETA sigue existiendo, con su viejo modelo de vigilar y tutelar los procesos de paz. No vamos a permitir ninguna tutela de ETA.
Dicho esto, el apoyo del PNV a los presupuestos del Estado se ofreció también para ganar tiempo, para dar tiempo a avanzar en la paz. La percepción que tengo, es que no se está trabajando esta oportunidad. La paz hay que trabajarla. Con tanta discreción como determinación.
Y hay que trabajar, comenzando por los más directamente concernidos, la propia Bildu. No se puede adoptar una postura contemplativa ante la persistencia y la tozudez de ETA. Bildu debe asumir su responsabilidad, debe ser más exigente con ETA.
A ETA y a la izquierda abertzale este País no les debe nada. Durante estos años no han estado nunca en los procesos de construcción institucional. No han estado en los avances del autogobierno. No han estado en los procesos de modernización del país. No han estado en la mejora económica de Euskadi. Han estado siempre en el “NO”.
Volviendo a Juan de Ajuriaguerra, cuando hace 35 años la izquierda abertzale cuestionaba la presencia del PNV en Madrid, él respondía con claridad: “hay que estar donde se ventile cualquier asunto que afecte a los vascos”.
Este es el “modelo PNV”.
En 1978 fuimos excluidos del consenso constitucional. Pero no cejamos. Logramos el Estatuto de Gernika y el comienzo de la institucionalización de Euskadi.
Luego llegaron el23 Fyla LOAPA.Pretendieronlaminar nuestro autogobierno, limitar el Estatuto, pero no cejamos. Y como ha quedado demostrado, no lo han conseguido.
Iniciamos la relación con Felipe González con grandes expectativas. Pero en seguida se truncaron, con sus mayorías absolutas.
No cejamos. Llegó Aznar y firmamos un acuerdo de consolidación del autogobierno, con la prórroga del Concierto Económico, con el acuerdo en impuestos especiales, con el desarrollo de las telecomunicaciones.
A continuación Aznar consiguió la mayoría absoluta y giró completamente esta relación. Pero no cejamos.
Llegó Zapatero. Al principio quiso arrinconar al PNV. Pero nosotros seguimos, a las duras y a las maduras. Y al final hemos firmado un acuerdo que encauza el cumplimiento íntegro del Estatuto. Que nos abre a un nuevo estatus político para Euskadi.
Ahora se inicia un nuevo ciclo. Unos parece que tras 35 años de ausencia y displicencia deciden acudir a Madrid. Los otros seguirán siendo un “número más” que acata una directriz superior. Y nosotros estaremos ahí. Con nuestro “modelo PNV”. No cejaremos, a las duras y a las maduras, seguiremos defendiendo los intereses de Euskadi.
Este es nuestro modelo. El que durante esta legislatura nos ha permitido conseguir 1.264 millones para Euskadi. Esto es, un millón de euros cada día d
urante estos tres años y medio. Este es el modelo PNV, nuestro modo de hacer por Euskadi.
Voy a terminar con un mensaje de confianza.
Confío en las capacidades de Euskadi. De sus instituciones. De sus empresas. De sus trabajadores. De sus jóvenes y profesionales.
Confío en el futuro de Euskadi. Porque Euskadi tiene futuro.
Tiene futuro como espacio de convivencia y desarrollo humano. Tiene futuro como País. Lo saben.
El objetivo de EAJ-PNV es convertir Euskadi en una nación plena. Recientemente hemos defendido la incorporación del reconocimiento de Euskadi y el derecho de autodeterminación al texto constitucional. Es nuestro objetivo. Al que aspiramos, el que deseamos y por el que trabajamos. La construcción de Euskadi.
Hemos demostrado que nuestro modelo de compromiso y trabajo funciona. Que es válido para avanzar y sacar adelante este País, sus personas y sus instituciones.
“Izan garelako, izango gara”.
Este es el sentido de nuestro lema para Alderdi Eguna. Nuestro norte.
Hemos sido y seguiremos siendo. Euskadi ha sido y será.
Es nuestro compromiso.
Mil gracias por su atención. Eskerrik asko.