Joseba Egibar asegura que ha llegado el tiempo de sentar las bases para una paz definitiva y que debe ser tarea de todos. En opinión del líder del PNV en Gipuzkoa, no basta con el 'si se produce algo ya lo rechazaré' y se hace necesario crear una nueva cultura en favor de la paz y los derechos humanos
Donostia. Bildu gobierna en Gipuzkoa, el PNV en Bizkaia, el PP en Araba y el PSE continúa en el Gobierno vasco... ¿cómo valora el nuevo escenario?
Aunque parezca diluido, el pacto PSE-PP sigue ahí. No podemos olvidar que el Partido Socialista llegó a Ajuria Enea gracias a los votos del PP y a la Ley de Partidos que excluía a una parte del cuerpo electoral vasco. En esta ocasión, se ha reeditado en Araba y en Navarra, donde podía haberse propiciado el cambio pero no ha sido posible porque el PSN ha decidido depositar sus votos a favor de UPN. Este panorama obliga a todo el mundo a dialogar dentro de las instituciones propiamente dichas y también entre estas.
¿Esta situación es mejor o peor para los ciudadanos vascos?
En la medida en la que la ciudadanía se expresa es bueno. Y creo que, esta vez ha podido hacerlo, así que es una expresión de la pluralidad de la sociedad vasca. A partir de ahí yo creo que, en este momento, se están produciendo movimientos en la dirección adecuada para lograr una paz definitiva, algo impensable tras el fracaso de 2006. Y ha sido fruto de la exigencia de la sociedad vasca a lo que se denomina en su conjunto izquierda abertzale histórica, que también ha evolucionado y ha tenido que adoptar la decisión de decirle a ETA que se ha acabado. Una de las lecturas de los resultados de las elecciones es precisamente esa: la exigencia de la sociedad vasca es asumida por la izquierda abertzale.
¿Cuáles son las prioridades a marcar a partir de ahora?
Es imprescindible, yo creo que prioritario, sentar las bases para una paz definitiva. Ha habido periodos sin atentados que, después, se han visto rotos. Por eso hay que sentar las bases para ese nuevo escenario, hay que dotarlo de contenido y compromiso ético. Y eso pasa por una apuesta inequívoca por la defensa de los derechos humanos de todas las personas, también habrá que hablar de los de las privadas de libertad. Además de criterios y razones de eficacia política -como que ETA sobra y estorba-, existe el concepto previo de considerar que no hay nada anterior ni superior a la dignidad humana, ninguna causa política ni ninguna razón de estado es anterior a la dignidad humana. En segundo lugar, no basta con decir si se produce algo ya lo rechazaré, los comunicados y las declaraciones son imprescindibles pero no suficientes; hay que iniciar una nueva cultura de paz y respeto a la personas y todos sus derechos, no solo a la vida, también a opinar, discrepar y defender un proyecto diferente al tuyo. El que se vaya consolidando supondrá un gran avance. Tenemos que consolidar un escenario de paz y es una labor de todos.
¿Se puede construir ese nuevo escenario con partidos y asociaciones que insisten en que el final de ETA solo puede ser a través de su derrota?
Hay un interés en fijar el relato de cierre y creo que no vamos a llegar a un acuerdo en el relato de lo que ha sucedido y en el porqué. No creo que se pueda plantear en términos de victoria y derrota, y quien apueste por ello se va a equivocar. Hay que señalar quiénes han sido los responsables de esa vulneración de derechos, pero no es una cuestión estadística de si han sido más de un lado o de otro. Habrá distintos relatos, pero se trata de sentar las bases para que desaparezca definitivamente la violencia como vía para la resolución de conflictos.
¿Cómo ve a Bildu en este nuevo escenario?
La prioridad superior de la que algunos escapan y otros se esconden, me refiero a dirigentes y responsables de Bildu, debe ser consolidar el proceso de paz, que les suena como algo lejano cuando nos incumbe a todos y a ellos en especial. A algunos dirigentes de Bildu les tienen que actualizar el guión, porque los pronunciamientos de Otegi o Rafa Díez Usabiaga son muchísimo más contundentes y mejor direccionados en ese objetivo de consolidar el proceso de paz que algunos discursos de dirigentes de Bildu. Se echa en falta mayor solidez en sus planteamientos.
¿Es también un factor importante quién esté en el Gobierno español; el cambio del PSOE al PP puede dificultar el proceso?
En determinadas cuestiones el Gobierno español va a tener mucho que decir. PSOE y PP intentan construir el relato de que el nuevo escenario que podemos vislumbrar es producto y consecuencia de su estrategia antiterrorista. Yo no voy a entrar en porcentajes del porqué, pero la clave superior ha sido la exigencia sistemática de la sociedad vasca a ETA para que desaparezca. Por eso, querer construir un relato exclusivamente desde la eficacia de la lucha antiterrorista y la ilegalización de las formaciones políticas me parece un relato equivocado y muy interesado, que además no se corresponde con la realidad.
Entonces, si Rajoy desplaza a Rodríguez Zapatero, ¿no cree que haya ningún cambio?
Si el PP tiene esa responsabilidad deberá diseñar una estrategia política que contemple la realidad social de este pueblo, porque si no la estrategia exclusivamente policial-judicial suple a la política, y ese fue el gran error de Mayor Oreja.
Tras el nuevo mapa electoral que han dejado las urnas, ¿López tiene que irse?
Patxi López está gestionando un tiempo político que no controla, que se le escapa. Es el resultado de que en el Parlamento Vasco no estén representadas todas las expresiones. El Gobierno vasco está desaparecido, superado por los acontecimientos, va a remolque y no está liderando como le corresponde, no sólo en el proceso de paz, sino tampoco en las actuaciones para salir de la crisis económica. Desde el PNV nuestra misión es que cause el menor destrozo posible, aunque ya empieza a haber destrozos significativos: han multiplicado la deuda por siete, tienen dificultades para cumplir las prescripciones de ajuste para que no haya déficit,...
Precisamente usted ha calificado como 'Patxi López 2' al nuevo diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, a quien acusa de no tener un programa de gobierno.
En el momento en el que les hemos pedido un programa nos han remitido un documento en el que no es que no abordaran la problemática guipuzcoana, es que ni siquiera aparecía el término Gipuzkoa. Les exigimos que concretaran algo más, y vimos que estaban haciendo una improvisación forzada por nuestra exigencia.
¿Cómo han sido las negociaciones?
Hemos experimentado un proceso negociador bastante surrealista. En los tres encuentros que hemos tenido a nivel de Gipuzkoa lo único que nos decían es que habían ganado las elecciones y que les dejáramos gobernar, y añadían que "o nos desplazáis con los votos del PSE y del PP o lo demás os aguantáis". En ningún momento han querido entrar a negociar. Con independencia de que su apuesta fuera gobernar solos, que es legítimo, el proceso ha sido decepcionante. Por más que hemos insistido en saber cómo ven ellos el proceso de paz o las instituciones, han seguido una estrategia huidiza. Creo que a Bildu le sobra arrogancia y le faltan compromisos firmes y proyectos concretos.
¿A qué se refiere?
Nosotros les advertíamos que aquí lo importante, además de gestionar, es consolidar el proceso de paz. Por eso creo que si en las instituciones en las que van a tener responsabilidades de gobierno no marcan que la prioridad debe ser el proceso de paz, el poder se les puede atragantar. Llegar a las instituciones bajo el principio del pragmatismo revolucionario -tal y como lo han llegado incluso a definir- en el territorio donde menor paro hay y donde existen menos desigualdades entre la ciudadanía resulta preocupante. Nos preocupan las decisiones que puedan adoptar desde la Diputación porque pueden limitar o agotar todo el margen presupuestario de maniobra para toda la legislatura. A nosotros no nos interesa que Gipuzkoa vaya mal, ni como partido ni como guipuzcoanos, y por eso vamos a velar por el territorio desde la oposición.
El apoyo a Bildu en Lasarte-Oria y la falta de apoyo al PSE en el Ayuntamiento de Donostia, ¿le ha costado la Diputación al PNV?
No. El PSE y el PP cometieron un error político, un error que demuestra falta de tranquilidad y sosiego en el análisis de los resultados: la misma noche electoral estaban ofreciendo el pacto antiBildu. Esa es una actuación muy reactiva, la de quien ha estado instalado en la política antiterrorista pensando que todo era ETA. Era puro revanchismo y parece que la pieza necesaria para sumar al pacto PP-PSOE era el PNV. Pero un pacto previo de exclusión de Bildu no tenía ni tiene ningún sentido.
El PSE parece especialmente molesto con lo de Lasarte-Oria.
El PSE ahí tuvo una reacción con respecto a nosotros bastante enconada, les explicamos cuál era la situación y les pedimos un poco de sosiego. Hay que asumir que a veces toca trabajar desde la oposición.
¿Van a reabrir la vía legal para esclarecer responsabilidades en el 'caso Urchueguía'?
Sí, hasta las últimas consecuencias. Los intentos de clarificación y de investigación que justo se cortaron con las anteriores elecciones se reactivarán en función de esa mayoría que, precisamente, ha motivado el cambio. Se trata de poner fin a esa excepcionalidad fruto de la opacidad en la que se ha escondido y movido el PSE en Lasarte-Oria.