jueves, 27 de enero de 2011

La alargada sombra de Sabino Arana

"Euzkotarren aberria Euzkadi da". Al plantearlo, Sabino Arana dibujó los retos que los vascos necesitábamos para afrontar el siglo XX y hoy como entonces se trata de garantizar en la historia futura la pervivencia de la Euskadi autogobernada en el siglo XXI

Por José Manuel Bujanda Arizmendi, * Analista -DEIA- Miércoles, 26 de Enero de 2011 -
Sabino Arana y Goiri nació en Bilbao, un 26 de enero de 1865, y murió el 25 de noviembre de 1903. Fundó el PNV, partido por el que llegó a ser diputado por Vizcaya. Murió a la temprana edad de 38 años dejando plasmada su ideología en 33 obras poéticas, 14 libros políticos y literarios y más de 600 artículos en prensa. Aún en la actualidad su pensamiento continúa siendo polémico, criticado por sus detractores, quienes denuncian su supuesto fundamento racista y xenófobo, y justificado por sus seguidores, quienes sostenemos que las críticas provienen del nacionalismo español que no tiene en cuenta su contexto sociopolítico e histórico. El nacionalismo vasco promulgado por Sabino Arana nació en una época de bruscos cambios y crisis que resultan fundamentales para su comprensión: la caída del antiguo régimen, el florecimiento de las ideas liberales centralistas y laicistas, el caciquismo, la crisis del carlismo tras su derrota militar y la pérdida de los fueros, la crisis del nacionalismo español, las políticas coloniales y los procesos de emancipación colonial, los inicios de la revolución industrial, el surgimiento del socialismo, la inmigración y la paulatina desaparición del euskera y de la cultura vasca. Sabino Arana fundó el PNV para defender los intereses e inquietudes de aquellos vascos que vieron cómo su cultura y lengua, su voluntad de seguir siendo colectivo vasco consciente se ninguneaba. Sabino nació y creció en el seno de una familia burguesa de fuertes convicciones religiosas y de raigambre carlista. Debido a la colaboración de su padre en los preparativos del alzamiento carlista de 1872, se exiliaron durante tres años.

Se consideran diferentes épocas en la evolución ideológica de Sabino Arana. La primera, la más radical, se inicia en 1892-93 y en ella impulsó (es su primer discurso de Larrazabal) un discurso directo donde subrayó los elementos más diferenciadores de los vascos. En julio de 1894 fundó la sociedad Euskeldun Batzokija y se izó por primera vez la ikurriña. Un año más tarde se eligió el primer Bizkai Buru Batzarra, que en agosto ya fue denunciada por el Gobierno Civil, acumulando así Sabino Arana su octava denuncia y su sexto procesamiento por artículos publicados en Bizkaitarra, y que le supuso ser acusado por "excitación a la rebelión". Fue condenado a once meses y un día, ingresando por ello en prisión. En septiembre su periódico y el Euskeldun Batzokija fueron clausurados, fue procesado nuevamente por conspiración a la rebelión y sancionado con una fianza, millonaria para la época, de 50.000 pesetas. Posteriormente y tras la incorporación de algunos miembros del PNV a los cargos públicos, a partir de 1898, suavizó ciertos conceptos. En los últimos años de su vida, tras ser encarcelado, con los cargos electos destituidos y sus sedes y medios clausurados planteó la posibilidad de iniciar un proyecto llamado "españolista", pero que no llegó a realizarse. Quizás, en dicha decisión pesó el éxito del catalanismo que moderando sus postulados obtuvo una gran victoria electoral. Sabino Arana se fijó en la exitosa Lliga Regionalista catalana de Francesc Cambó, que, moderándose y pactando, había obtenido gran apoyo en su victoria electoral en 1901. Quizá fue una maniobra para sobrevivir hasta que llegasen tiempos mejores. Fue perseguido y en mayo de 1902 fue encarcelado nuevamente por un delito de rebelión al enviar un telegrama al presidente estadounidense, y en junio de 1902 el Gobernador Civil suspendió de sus funciones a los concejales bilbainos del PNV por un hecho similar. Gravemente enfermo, el 8 noviembre de 1902 Sabino Arana fue absuelto y salió de la cárcel. En septiembre de 1903, a causa de su enfermedad, dejó la dirección del PNV.

Sabino Arana no fue un integrista, ni un conservador. Fue un innovador para su época, un hombre que generó tensión positiva en muchas conciencias. En muchos hogares vascos sus ideas causaron conmoción, preocupación e incomodidad. La gente se preguntaba entonces: "Si lo nuestro era el fuero, ¿qué quiere decir ese señor hablando de cosas como nación y patria?" Sabino fue moderno, internacionalista y profundamente demócrata. Su internacionalismo le costó la cárcel por solidaridad con el pueblo cubano. Planteó los retos que los vascos necesitábamos para afrontar el nuevo siglo XX que se iniciaba. Se opuso a las posiciones de dominio que pretendían las instituciones centralistas, tanto las políticas, como las sociales, culturales e intelectuales. Fundó un PNV como agrupación de aquellos vascos que más allá de la no aceptación del despojo político-institucional practicado en tierras vascas tras la abolición violenta de los Fueros en nombre de la unidad de la nación española, afirmaron el ser nacional del Pueblo Vasco, proclamaron ante la historia su objetivo político, Euzkadi, y se unieron para la consecución pacífica y democrática de los derechos políticos inherentes a tal condición. Conectó con las corrientes nacionalistas europeas de finales del XIX y aplicó en Euskadi el principio de las nacionalidades en boga en Europa. Frente a las estructuras imperantes, Sabino Arana conectó con la sociedad vasca de principios del siglo XX, innovó y se adaptó a los retos que le tocó vivir.

Y hoy y aquí, aquella su volunta política se reválida de nuevo en la radical defensa y afirmación de una personalidad colectiva concreta, de una nación vasca a construir entre todos, de una Euskadi de los siete herrialdes vascos definida sobre la voluntad del conjunto de su ciudadanía. Pero para hacer frente a este reto, necesitamos incorporar nuestra identidad, nuestra forma de ser, nuestras virtudes tradicionales, aquello que nos ha caracterizado históricamente a los vascos, a las realidades actuales y al tiempo que incorporamos nuestros valores. Y hacer frente a este reto supone implicarnos en construir una sociedad vasca innovadora, capaz de adelantarse a los cambios, basada en personas formadas, conocedoras de la importancia del trabajo bien hecho, con fuerte sentido de la identidad de lo que nos es propio, con sentimiento de pertenencia a una comunidad que se implica en la solidaridad activa a todos los miembros de la misma y que comparte un proyecto a largo plazo. Una Euskadi cohesionada, la Burujabetza del Zazpiak Bat, cuyo proyecto compartamos gentes de diferentes sensibilidades, gente abierta al mundo, abierta a la diferencia creativa, capaz de atraer personas de otros lugares que quieran desarrollar su talento y su creatividad entre nosotros. Personas y gentes que se sientan atraídos por lo vasco. Garantizar en la historia futura la pervivencia del Pueblo Vasco, y el desarrollo en Europa de la Euskadi autogobernada en el siglo XXI, supone que los vascos seamos capaces de que los valores que nos identifican y desarrollan como vascos sean lo suficientemente atractivos e interesantes para aquellos que quieran compartir su vida aquí, entre y, con nosotros.

No se trata de renunciar a nada, no se trata de variar nada de lo sustancial para la defensa y promoción de todo lo particular, pero justamente, para defender mejor y ser más útil a Euskadi, la única Patria de los vascos, debemos continuar ocupando la primera línea política y esto se consigue con la confianza mayoritaria de un electorado que en una parte nada despreciable son electores que pueden variar sus ejes de prioridad o simplemente son electores que no estaban allí presentes hace unos años. Muchas de las razones de ser que motivaron la existencia de partidos nacionalistas persisten. El nacionalismo como defensa de lo propio es válido. El nacionalismo como forma de aproximar la política a los ciudadanos y como afirmación de una personalidad colectiva para abrirse con seguridad al mundo es válido. Nacionalismo es la suma e integración de razones históricas, emociones y sentimientos, pero también pragmatismo y posibilismo a pie de obra y calle para solucionar los problemas cotidianos de nuestros conciudadanos con una perspectiva muy próxima a esas necesidades. Apasionante.