martes, 18 de enero de 2011

SABINO ARANA: ¿MORENISTA O SAAVEDRISTA?

Algunos viven soñando en las verdades del diccionario. Otros, sin embargo, valoran estas definiciones desde el punto de vista de resultados. Algo de esto pasa en la vida política: los objetivos ideológicos, si son democráticos, merecen siempre la mejor de las consideraciones, pero adquieren valor real cuando las estrategias nos permiten alcanzarlos. Lo importante no es dónde está la verdad, o quién es más purista, sino cuál es la estrategia que posibilita alcanzar los objetivos previamente planteados. Lo que importa son los resultados. De poco sirven los análisis de las creencias y de los dogmas, si no se las contempla en base a los resultados.

Sabino Arana esto lo vio con mucha claridad. Y así le escribió a su compañero guipuzcoano de Partido: “Cuando me pongo a pensar, así sobre esto como sobre la raza, comprendo claramente que esto se va antes de que termine el siglo. El único remedio está en en el dinero: en fundar industrias, adquirir caseríos, sostener compañías navieras, organizar sociedades, de artes y de oficios, hermandades benéficas y de mutualidad de pesca, de agricultura, de ganadería, apoderarse o abrir vías de comunicación…nacionalizando todas estas esferas de la vida, de suerte que el euzkera sirva de algo, porque sea obligatorio para tener parte en ellas”(5 de enero de 1901).

Y desde este análisis, a pesar de sus duras críticas al grupo Euskalerriacos, acogió en su proyecto nacionalista a representantes del fuerismo liberal. Estos representantes de la burguesía bilbaína, liderados por Ramón de la Sota, aportaron al PNV “influencia, prestigio social y grandes dosis de pragmatismo”.

Sabino Arana comprendió que el sinsentido del planteamiento de las guerras sin garantías de triunfo. Y cambió de estrategia, aunque algunos de sus contemporáneos no le comprendieron. Incluso algunos historiadores actuales critican su actitud españolista de renuncia a los objetivos fundacionales del Partido; otros, interpretan su decisión como ejemplar para defender la tesis de que ni siquiera hacia el futuro existe otra vía posible. Pero ni unos ni otros reconocen que gran parte de lo que actualmente es Euskadi es gracias a Sabino Arana y su Partido, el Partido Nacionalista Vasco.

En cualquier caso, de nada sirve un debate sobre el pasado, si no es para aprender una lección para el presente y para el futuro, ni en el caso de Sabino, ni sobre sobre los posicionamientos enfrentados entre Moreno y Saavedra de aquel 27 de mayo de 1810: los morenistas radicales fracasaron en el intento de la creación de una nueva república, por lo que la actuación de los saavedristas fue más conservadora.

Sí, Sabino Arana tuvo graves problemas, incluso ideológicos, para sacar su proyecto adelante. Como en cualquier realidad de la vida, hay quienes desarrollan una estrategia de enfrentamiento; otros sin embargo, optan por planteamientos más moderados. Esto ocurrió en Euskadi y ocurrió en Argentina cuando, por ejemplo, Saavedra acusaba a Moreno de “malvador Robespierre”, y éste le considera a Saavedra de ser un seguidor de la administración española en Argentina, en definitiva un “españolista”.

Pero lo históricamente importante no son las consideraciones críticas. Lo importante es que ARGENTINA se constituyó definitivamente en una gran Nación y que EUSKADI, gracias al Partido Nacionalista Vasco, y también al aporte de los vascos/as del exterior, hoy es más NACIÓN que nunca.


Josu Legarreta
Lega.loa@euskalnet.net