Por Izaskun Bilbao-20 de febrero del 2010-
He estado en el círculo de estudios soberanistas de Barcelona, aportando mi visión desde Euskadi sobre la ampliación interna de la unión. En Cataluña, como dice mi compañero Ramón Tremosa, más gracias al trabajo de los separadores que de los separatistas, crece el independentismo. Es un debate que está en la calle. Los catalanes, como nosotros, miran con atención a Escocia en donde el partido que gobierna compareció a las elecciones con un programa que incluye la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de aquel reino británico.
El concepto de ampliación interna defiende la idea de que los estados nuevos que puedan surgir en Europa a consecuencia de un proceso de secesión de un estado miembro son también Unión europea. Hoy se ha presentado un estudio sobre esta cuestión que además de aportar sólidos argumentos jurídicos sostiene una tésis llena de sentido común: ¿Cómo retirar a los ciudadanos de ese nuevo estado los derechos que les corresponden por ser miembros de la Unión Europea? Mi pregunta es: ¿porque se amenaza con expulsar de Europa a los estados que pudieran escindirse de alguno de los socios de este club y a la vez se admite a nuevos estados con menos tradición, dimensión, potencial económico, etc.?
Yo les he dejado también mis reflexiones. Primero realismo: nosotros tenemos ETA y su violencia que lo condiciona todo. Luego la capacidad de bloqueo que el estado español tiene ante este tipo de iniciativas. Pero he defendido la utilidad del concepto y la necesidad de debatir sobre él, porque tenemos problemas sin resolver en Europa por el nulo reconocimiento de las naciones sin estado, regiones o como quieran algunos llamarlas y su marginación de los procesos de decisión. Más transparencia, más participación, mas ideas y conocimiento al servicio de la recuperación económica y una mentalidad más abierta. Si el tratado de Lisboa permite a la ciudadanía influir con iniciativas ciudadanas en el calendario legislativo europeo ¿porqué no se hace lo mismo con las regiones?
Aquí os dejo mi intervención completa:
Gracias por la invitación y por la oportunidad que se me ofrece de hablar de la ampliación interna de la unión. Yo voy a poner una nota de realismo porque la situación respecto al soberanismo en Euskadi es muy distinta a la que se vive aquí. ETA y su violencia lo condiciona y lo mancha todo. Genera dolor, sufrimiento y víctimas, a las que hay que reconocer y apoyar. Éticamente es un desastre y políticamente esteriliza la mayoría social nacionalista que tenemos en el país que no se refleja en la dirección política de sus instituciones autonómicas. Eso también se lo debemos a la violencia de ETA que ha propiciado la ilegalización de partidos y la alteración del mapa político del país. Sin embargo la idea de la ampliación interna tenía sentido con una Europa a quince y ha resultado profética con la ampliación a 27. Porque sigue existiendo una realidad terca: hay ciudadanos europeos que no tienen bien resuelto su derecho elemental a ser escoceses, catalanes o vascos. Porque ser una nación y no ser un estado hoy, en Europa, conlleva problemas de carácter organizativo, democrático y emocional, eso que los actuales estados llaman “tensiones territoriales” que lejos de resolverse aumentan.
AMENAZAR EN VEZ DE INTEGRAR
Porque cual está siendo la respuesta de los estados a esta evidencia?La negativa, la crispación política, o la amenaza de quedar fuera de la Unión, meter miedo. Basta recordar lo que ocurrió por ejemplo con la reforma del Estatuto Vasco .Pretenden que cualquier estado que pudiera surgir de la división de un estado miembro no pueda entrar en la Unión Europea. Y esta es una posición difícil de entender. En España ¿Porqué plantear la independencia de Cataluña es un absurdo lleno de inconvenientes, y admitir en la Unión otros nuevos de características similares no es ningún problema. ¿ Cuales son los argumentos que lo justifican?
¿Cómo se justificaría la no admisión? Porque Malta, todas las repúblicas bálticas y estados de ilustre nombre que no citaré para no herir sensibilidades reúnen menos exigencias que Escocia, Cataluña ó Euskadi, por poner algún ejemplo, para ser miembro de la unión europea en términos de número de habitantes, hablantes del idioma, renta percapita, acervo cultural o trayectoria histórica.
El problema de verdad es el reparto de poder y sus consecuencias. Porque cual sería por ejemplo la posición del Estado Español en términos económicos, demográficos y culturales si realmente se produjeran los procesos de independencia ?
Esas son las preguntas que debemos plantear y estimular así el debate sobre tres ejes: el organizativo, el democrático y el emocional. Sea cual sea el resultado final seguro que va a mejorar y ventilar las actuales estructuras comunitarias que necesitan conjugar de verdad el verbo “integrar”. Y para esto sólo hace falta voluntad política, sinceridad, honradez, generosidad, y valentía.
Integrar desde la organización. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de pensar en global y actuar en local y esto significa tomar ejemplo de las estructuras más eficientes y competitivas, hoy en el mundo. Y observaremos que ninguna de ellas se permite el lujo de prescindir de la experiencia y el conocimiento y el talento de sus miembros y (hasta de su posición en la comunidad). En Europa, en cambio, el veto de facto a las regiones impide que experiencias de éxito en el apoyo a la economía productiva, en la lucha contra el desempleo, y en el desarrollo de la innovación , las instituciones y personas que las patrocinan no puedan ni aproximarse de manera organizada a los procesos europeos de toma de decisión en estos ámbitos, aunque tengan las competencias. La nueva presidenta del comité de las regiones incidía en esta idea la pasada semana en su toma de posesión. Con el actual funcionamiento de la unión nunca una de estas nacionalidades que ha acreditado esos resultados podrán tener un comisario o presencia con poder en el Consejo Europeo o en el ECOFIN, algunos estados como Bélgica o Austria lo tienen resuelto. Pero Malta por ser un Estado también. si. En este momento la incorporación de toda ese experiencia de las regiones europeas sería otra oportunidad para la solución de la crisis económica y un incremento indudable de legitimidad.
Integrar desde la mejora de la democracia. Un proceso complejo, como es el de la construcción de una Europa unida solo tendrá éxito si la ciudadanía la percibe como lugar de encuentro para resolver sus problemas y mejorar sus vidas.
La apertura, el desarrollo de la transparencia,( escasa hasta ahora ) y la participación real,efectiva y directa de las regiones y las personas, es otra oportunidad para la democracia.
Pero hay más. Hablamos de construir una identidad europea que forzosamente debe ser la suma o la integración armónica de todas las que contiene. Y ello implica hablar y respetar por ejemplo derechos lingüísticos que no entienden de categorías administrativas. Y Ello implica hablar de tener una representación parlamentaria acorde, por ejemplo, con las realidades políticas que existen en cada estado. Malta por ejemplo tiene cinco parlamentarios. Cataluña, Escocia o Euskadi entre otras no.
Integrar es atender también lo emocional. Nos empeñamos es hacer la política de las grandes frases, fríos discursos, lemas, todos ellos deshumanizan la política, la única manera de defender algunas de las posiciones, las personas que se dedican a la política tiene miedo a gestionar lo emocional y cuando lo hacen es para utilizarlo y no siempre con fines constructivos. Saben además que la gestión de las emociones les deja sin argumentos. Los procesos de integración, de adhesión, son racionales. Pero tienen la vertiente emocional que hay que gestionar, entender e incorporar. (Y la realidad que nos encontramos es la que asocia derechos a categorías administrativas en vez de a personas no es precisamente afable. Y los valores que se asocian a esa conducta tampoco.)
La bandera de Lituania esta en pie de igualdad con otras veintiséis en todos los edificios comunitarios representativos. Las de Cataluña, Euskadi o Escocia, no.
UN DEBATE PARA UNA SOLUCION
Ante esto las formulas que plantean algunos estados, no van por el buen camino. Por ello tenemos que suscitar y divulgar el debate con visión pragmática, simplificar sus términos y defender que va a contribuir a una Europa más organizada y eficaz, más democrática, más transparente, mejor cosida y más afable. Y para conseguirlo quizá tengamos hasta que provocar, porque en un parlamento sin iniciativa legislativa hay que buscar oportunidades en los resquicios más inverosímiles.
Yo ya tengo in mente algunas ideas para que sigan aflorando preguntas. El Tratado de Lisboa consagra el principio de iniciativa ciudadana para propiciar que las personas, como individuos, se asocien para influir en el calendario legislativo de la comisión. Las regiones están pidiendo cada vez con más intensidad algún tipo de relación directa con las instituciones europeas. He aquí una oportunidad. Yo voy a defender que los parlamentos regionales sean un vehículo para la iniciativa ciudadana, porque creo que pueden aportar mucho para estimularla, articularla y asistirla técnicamente. Creo que al menos tengo derecho a saber porque me van a decir que no.
Para resumir y para terminar voy a plantear otra comparación provocadora. Tiene que ver con el objetivo de divulgar que mencionaba también al principio. Si trasponemos (otro verbo europeo) los valores que hay detrás de estos comportamientos a la vida cotidiana, a nuestra realidad personal podemos encontrar imágenes de alta intensidad. Primar la autoridad frente al diálogo, la amenaza frente a la negociación me sugiere que algunos estados tienen problemas parecidos a los de los varones que perdieron el tren de la igualdad. En este esquema las regiones tienen, desde luego posición y alma femenina. Como en las relaciones de pareja que se pudren, los estados rara vez asumen que las demandas de divorcio tienen que ver con problemas de comunicación o respeto a las opiniones, estatus y posiciones del otro. Tampoco se dan cuenta de las oportunidades que pierden como ocurre en muchas empresas que prescinden del 50% del talento cuando cierran el paso a las mujeres a los puestos de mayor responsabilidad.
Por eso debemos insistir en la idea del diálogo, que nunca puede acabar con un portazo, como ocurrió con el mal llamado plan Ibarretxe, o con un “cepillado” y a sentenciazos como parece que va a ocurrir con el nuevo estatuto de Cataluña. Porque el agua acaba siempre colándose por los más insospechados resquicios. Por eso, y esto es cuestión de tiempo, soy optimista. Se que la nueva realidad que surja tras el necesario debate va a ser mejor que la actual, porque partirá de la base de no reproducir los valores que nos han conducido a esta situación. Lo mismo defiendo para la vida cotidiana y las relaciones personales. Las mujeres que triunfan no lo hacen copiando los valores masculinos tradicionales. El primer éxito de la integración pasa por entender que no por ser diferentes tenemos que ser desiguales.