lunes, 22 de febrero de 2010

La "ley del talión" del españolismo profundo

Las víctimas hablan desde un dolor que jamás se habría tenido que producir y, es cierto, liberar Euzkadi matando es abyecto, animal y criticable, pero el ojo por ojo no fue lo que predicó Mandela, ni lo que se aprobó para los criminales franquistas, Tampoco, la solución.

Por Iñaki Anasagasti, * Senador de EAJ/PNV - Domingo, 21 de Febrero de 2010 -

Decia Arantza Quiroga en el VI Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo celebrado en Salamanca que "no hemos sabido estar a la altura de las circunstancias". Debería hablar por ella, porque al mencionar a las víctimas aquí hay que recordar que no sólo ha habido víctimas de ETA, sino también del GAL y de la guerra civil y de la represión franquista. ¿O es que los delitos de genocidio prescriben? Y, que yo sepa, el PNV siempre ha condenado esos tres terrorismos, frente al PSE, que condena dos y el PP que sólo condena uno. Ahí le tiene la Sra. Quiroga al presidente de la franquicia del PP en Euzkadi, Sr. Basagoiti, predicando la pena de muerte y el cumplimiento íntegro de las penas. Es en lo único que le hacen caso en Madrid y en La Rioja. En lo demás, ya hemos visto lo que ha conseguido en relación con la aprobación del famoso blindaje. Por cierto, no sería malo recordar que la Sra. Quiroga ni estuvo en el aniversario del bombardeo de Gernika ni en el funeral celebrado en Gasteiz el pasado mes de julio por los 16 sacerdotes fusilados por el franquismo. Ella sí es una persona que nunca está a la altura de las circunstancias.

A pesar de esto siempre hay que respetar las intervenciones de los familiares de las víctimas del terrorismo de ETA. No de la Sra. Quiroga, que nunca está a la altura de su papel institucional. Las víctimas hablan desde el dolor y desde una durísima experiencia que jamás se habría tenido que producir. Liberar Euzkadi matando es empresa abyecta, animal y criticable. Es una barbaridad sin atenuantes, eximentes, ni paliativos.

Dicho esto, la intervención de Maite Pagazaurtundua en el séptimo aniversario del asesinato de su hermano Joseba por parte de ETA, me hizo pensar. Dijo claramente que no está de acuerdo con aquello de que no haya vencedores ni vencidos, porque tiene que haber vencedores y vencidos y no creía que se debía edificar el futuro de Euzkadi en el empate entre asesinos y víctimas, entre la democracia y el totalitarismo. Maite Pagazaurtundua lamentó que aún haya personas que se resisten a encarar la realidad del horror, especialmente en Gipuzkoa, y advirtió de que "hay quien quisiera regalar a los asesinos una vuelta a sus pueblos como si nada hubiera pasado". Algo parecido dijo la víspera Fernando Mugica.

El término ley del talión se refiere a un principio jurídico de justicia retributiva en el que se imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido. De esta manera, no sólo se habla de una pena equivalente, sino de una pena idéntica. La expresión más famosa de la ley del talión es el "ojo por ojo, diente por diente" aparecida en el Éxodo. Históricamente, constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre daño recibido en un crimen y el daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza.

No fue ésta la ley que predicó Nelson Mandela cuando, tras 27 años, salió de la cárcel. Lo podía haber hecho. El régimen racista del apartheid había sido una experiencia salvaje e inhumana que trataba a los negros como si no fueran personas, sino animales. Y él había pagado caro su enfrentamiento. Veintisiete años de cárcel, miles de muertos y un país con toneladas de odio acumuladas esperando sólo a que se encendiera la mecha al grito de "¡A por ellos!". Pero no lo hizo. Desde el balcón del ayuntamiento de Ciudad del Cabo les dijo a sus correligionarios que el país se tenía que construir entre todos, negros, mestizos y blancos, víctimas y verdugos. Su liderazgo moral hizo el milagro. La semana pasada se cumplieron veinte años de esto.

Tuve interés en conocer la prisión de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo. Pagué mi billete y fui en una barcaza que empleó casi una hora en llegar a la isla y pude ver las dependencias carcelarias. Realmente impresionantes. Aquello no era una celda, sino una madriguera. Pero más increíble aún me pareció que aquel hombre tuviera la lucidez de decir lo que dijo. Lucidez que al parecer es la adecuada y que por ella le han dado el Premio Nobel de la Paz y todos los premios habidos y por haber. La última película sobre el famoso partido de rugby marca la línea de lo que tienen que ser éstas cosas. Lo dijo mucho antes Martin Luther King: "Nosotros devolvemos bien por mal. Cristo nos enseñó el camino y, Mahatma Ghandi nos demostró que era operativo".

Sin embargo, entiendo también, aunque no lo comparta, tras el atentado contra su hermano, la terrible frase de Enrique Mugica: "ni olvido, ni perdono". Y cada año y en cada oportunidad, las expresiones de los hijos de Fernando Mugica, sobre todo viendo y sufriendo la insoportable chulería de los asesinos de su padre. Lo entiendo, lo respeto, pero no lo comparto.

Desgraciadamente, aún hay gentes en ETA y en la ETA sociológica que viven con la mentalidad de hace setenta años cuando en África se sublevó el ejército contra la República y aquí hubo una guerra que ganó un general, apellidado Franco, con ayuda nazi-fascista. Su parte del final de esa guerra era claro: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo, Franco. Burgos 1 de abril de 1939". Aquello fue pues una victoria militar. Con vencedores y vencidos. Nos lo recordaban cada año. Y se recordaba a los "caídos por Dios y por España". Los de un solo bando. Y así hasta cuarenta veces. Lo había dicho claramente José María, Areilza, alcalde franquista de Bilbao en un acto celebrado en el Coliseo Albia el 8 de julio de 1937: "Que quede esto bien claro: Bilbao, conquistado por las armas. Nada de pactos y agradecimientos póstumos. Ley de guerra, dura, viril, inexorable. Ha habido ¡vaya que si ha habido, vencedores y vencidos!; ha triunfado la España, una, grande y libre; es decir, la de la Falange tradicionalista. Ha caído vencida para siempre esa horrible pesadilla siniestra y atroz que se llamaba Euzkadi y que era una resultante del socialismo prietista de un lado, y de la imbecilidad vizcaitarra por otro". Esa fue la esencia del discurso de los vencedores y el ambiente en el que se acunó una generación que dio origen a ETA. Una ETA que mata, extorsiona y roba, treinta años después de fallecido el dictador. Como si nada hubiera ocurrido, actuando con un reloj que además atrasa. Paralelamente a esto, treinta años después, se aprueba con fórceps una ley de la Memoria Histórica tratando de pasar página, poder abrir y reconocer fosas comunes y trabajar para que todos los símbolos de la dictadura desaparezcan, sin que el PP haya todavía condenado aquel genocidio. Es más, uno de sus dirigentes más caracterizados, Jaime Mayor Oreja, ha dicho que bajo aquel régimen se vivió "una situación de extraordinaria placidez" en evidente apología del terrorismo. Un partido que tiene al frente, como presidente de honor, un ministro de Franco que acordó fusilar al dirigente comunista Julián Grimau. Y no pasa nada.

Si en Irlanda la ley del talión hubiera sido el criterio aplicado ¿estarían ahora consolidando la paz? Y algo más cercano. Ramón Jauregui era delegado del Gobierno en Euzkadi cuando se produjeron 28 asesinatos del GAL y no se enteró de nada, pero ahí está dándonos lecciones de democracia mientras son centenares los ayuntamientos del Partido Popular que se niegan a retirar los símbolos de la dictadura. ¿Cuántas de las asociaciones de víctimas del terrorismo han dicho algo de las fosas comunes? ¿Por qué pudieron los franquistas no ser tocados ni con el pétalo de una rosa cuando se inició en 1977 la democracia y tienen ahora que volver como vencidos los miembros de ETA que han cumplido sus penas? ¿A cuántos miembros de la dictadura se les ha juzgado por sus asesinatos, robos y expolios a los que sometieron a una parte importantísima de la población? ¿Por qué esto no ocurrió en Argentina, Uruguay y Chile donde todos los responsables de aquellos horrores acabaron en el banquillo de los acusados? ¿Por qué en Madrid no hubo un juicio de Nurenberg al franquismo? ¿No recuerda Maite Pagazaurtundua que lo que acaba de decir en Andoain es lo mismo que dijo José María de Areilza, aunque más finamente?

No sé. Estoy en contra de ETA, de sus salvajadas y asesinatos, de que nos roben el nombre del pueblo vasco en una espúrea representación que nadie les ha dado, pero creo que las intervenciones predicando esa ley del talión de los vencedores y vencidos no va a traer a éste país la paz. Y sé que lo lógico sería lo que dice Pagazaurtundua pero, que yo sepa, si con el franquismo no se ha hecho, ¿Cómo se va a hacer con las gentes que han cumplido sus años de cárcel?