Diputaciones y ayuntamientos limitarían sus funciones a la aplicación de la política cultural del Ejecutivo
La consejera de Cultura, Blanca Urgell, anunciaba en junio en el Parlamento Vasco que su departamento había decidido sustituir el Plan Vasco de Cultura impulsado por el Gobierno anterior por uno nuevo. "Es un nuevo plan, nuestro plan estratégico, por lo tanto somos nosotros los que manejamos los tiempos", explicaba la consejera a preguntas realizadas por la parlamentaria jeltzale Leire Corrales.
Y, sin embargo, el nuevo Plan socialista, al que ha tenido acceso este periódico, no añade nuevas apuestas, cambia el nombre por Contrato ciudadano por las culturas, y deja fuera aspectos muy importantes como temas relacionados con el euskera y la identidad vasca. De momento, no es más que un borrador de trabajo, pero según la valoración hecha a DEIA desde diversas instituciones vascas, el Contrato ciudadano por las culturas elaborado por el Gobierno López mantiene la estructura principal de las orientaciones del Plan Vasco de la Cultura II: 2009-2012, que fue consensuado y aprobado durante el anterior departamento liderado por Miren Azkarate, pero con "graves" deficiencias y carencias.
El nuevo texto que se elabora en Lakua es un "corta y pega del documento de orientaciones (elaborado por el anterior Ejecutivo). Pero cada vez que hay una frase en la se habla de identidad vasca, se suprime", explican a DEIA. Han sido eliminadas por completo frases como "en orden a la preservación de la identidad, la continuidad desde los hilos de la memoria..." o referencias a la diáspora, al espacio cultural de Vasconia, al euskera (que se sustituye muchas veces por la frase una de las lenguas de la comunidad) o a la memoria cultural vasca. En cambio la palabra ciudadanos aparece en numerosas ocasiones.
Según las fuentes consultadas, el documento podría servir lo mismo para la cultura vasca, para la catalana o para la británica. Se pierde toda identidad de cultura vasca. "Ni siquiera el título del documento, Contrato ciudadano por las culturas hace mención a la cultura vasca. Puede ser un contrato de Alicante, de Murcia...", explican las citadas fuentes.
Incongruencias Además, el contrato recoge algunas incoherencias como la intención de propiciar la Ley Vasca de Acceso a la Cultura cuando esa ley no aparece en el calendario legislativo presentado al Parlamento Vasco por el propio Gobierno. Y, sin embargo, leyes que aparecen en el calendario legislativo no se contemplan para nada en este documento socialista. Es el caso de la Ley de Archivos, Documentos y Patrimonio Documental, la Ley de Declaración de Bien Cultural y la modificación de la Ley de Patrimonio Cultural Vasco.
Según las fuentes consultadas por DEIA, el papel de los ayuntamientos y las diputaciones vascas en la política cultural no es suficientemente reconocido. Consideran que se les reserva un papel muy secundario, a pesar de que representan la mayor parte del presupuesto público en cultura. Estas instituciones quedarían reducidas a trasladar la planificación que se realiza desde el Gobierno vasco. Desde el Gobierno López se ha repetido una y otra vez que se quiere que sea un plan coordinado con las instituciones, pero el papel de convidados de piedra que se les ha otorgado no indica que esto se pueda llegar a conseguir.
Nada nuevo Tampoco se concreta ningún proyecto nuevo, ni ninguna línea concreta a seguir. "Vamos a hacer una cultura más democrática"; "La cultura vasca ha estado durante mucho tiempo absorta en su propia autocontemplación, en ocasiones de una forma excesivamente reductiva y estrecha". Estas son algunas de las afirmaciones que ha realizado Blanca Urgell en el Parlamento Vasco cuando se le ha preguntado al respecto. Sin embargo, las voces críticas con el plan socialista replican que "después de haber elaborado durante más de cuatro años el Plan Vasco de Cultura, meses y meses de reuniones para las orientaciones culturales que tendrían que regir la cultura vasca hasta 2012, vemos que este plan adolece de una falta de madurez y sigue sin aportar nada nuevo, aparece como un trabajo de innovación, pero no innova nada"
Mañana la consejera de Cultura Blanca Urgell mantendrá una reunión con la comisión institucional, formada por representantes de los ayuntamientos de las capitales, diputaciones y Eudel, para analizar el nuevo documento. Las instituciones han presentado sus alegaciones, en las que le expondrán sus dudas, que son muchas. Urgell ya tiene su calendario: en el plazo de septiembre a diciembre, quiere poner en marcha los grupos sectoriales y transversales que tienen que aprobar sus planes operativos para el período 2010 y 2011.
Pero otras instituciones son partidarias de realizar una lectura compartida del documento de orientación para llegar a un consenso suficiente. "El plan vasco de cultura se creó en el año 2000 y es fruto del trabajo de años y el consenso de todo el sector cultural, este contrato que se anuncia como más cercano y plural, tiene que ser fruto del consenso", explican a este periódico desde algunas instituciones.
De momento, Urgell no ha desvelado con quiénes ha consensuado el nuevo proyecto ni con qué ciudadanos y con qué agentes culturales han llegado a la conclusión de la necesidad de un nuevo plan.
Blanca Urgell tan sólo desveló que se había encargado un informe, aunque no especificó a quién ni dio ningún dato al respecto, para conocer las ventajas y carencias del Plan Vasco de Cultura. Entre las carencias que se habían detectado, según la consejera, es que "se encuentra alejado de la ciudadanía. Tenemos que conseguir que sea parte activa del plan".
El Plan Vasco de Cultura se creó en el año 2000 y es fruto del trabajo de años y el consenso de todo el sector y establece los objetivos estratégicos, ámbitos de actuación, acciones y programas, de la política cultural vasca en su conjunto. El informe de orientaciones realizado en 2009 para la puesta en marcha de la segunda fase (2009-2013) del Plan Vasco para la cultura fue realizado por más de 300 personas.