BILBAO. Las declaraciones vertidas desde el Gobierno español en los últimos meses marcan tendencia. No por el seguimiento de sus políticas, criticadas férreamente desde la oposición, sino por dejar entrever un nuevo camino más abocado al centralismo que a la apuesta por el autogobierno. Primero, apostando por unas comunidades más basadas en la colaboración que en la confrontación. Después, con el rechazo al proyecto de Nuevo Estatuto del lehendakari Ibarretxe, y con la sentencia del Constitucional sobre el Estatut. Ante ello, y ante una creciente globalización que hace necesario contar con voz propia en Europa, el PNV se ha puesto en marcha. Y lo ha hecho dando la palabra a la sociedad vasca. La propuesta Ados, un proyecto de futuro para la Euskadi global, se ha sumergido en una primera fase de diagnóstico al objeto de recabar su visión de cara a afrontar un nuevo proceso constituyente que dé respuesta al nuevo escenario.
Los jeltzales ya dejaron claro, con la presentación de su apuesta política, económica y social el 28 de febrero en el BEC de Barakaldo y ante 5.500 simpatizantes, que el diálogo iría más allá de los partidos e implicaría a la sociedad vasca, y que se sustentaría en un pacto con el Estado que garantizara el cumplimiento de lo acordado. Antes de recalar en ese puerto -la iniciativa marca su horizonte en el año 2013-, y según ha podido saber DEIA, el partido ha remitido a más de 160 personalidades relevantes del ámbito económico-empresarial, cultural y universitario, así como de distintas organizaciones sociales, un documento abierto a las aportaciones de sus receptores. Unos destinatarios, además, repartidos entre los siete herrialdes y el ámbito internacional (expertos y universidades).
En esta primera fase de contraste, que culminará en febrero o marzo del próximo año, se persigue recoger aportaciones en torno a siete ejes: un espacio vasco de convivencia democrática, la igualdad de derechos y obligaciones, un nuevo sistema de autogobierno, un modelo propio de desarrollo de la comunidad de identidad y lengua, la internacionalización de Euskadi, y una nueva cultura cívica de participación activa. Las propuestas recabadas permitirán enriquecer y configurar el nuevo proyecto de país del PNV, al tiempo que renovarán su agenda de los problemas que centran el debate político actual.
un nuevo contrato Según explicaron ayer fuentes jeltzales a este periódico, "el PNV, en la medida en que es un partido líder en Euskadi asume, no sólo la responsabilidad de liderar ese proyecto, sino de hacerlo a través del diálogo con la sociedad vasca". Además, remarcaron su interés en contar con la ciudadanía, con la que se pretende suscribir un nuevo contrato atendiendo sus peticiones, ya que "es la sociedad vasca la que tiene que determinar el futuro que quiere para el país". El objetivo pasaría por abrir el partido a la sociedad y, a partir de ese diálogo, buscar un enriquecimiento interno con el que forjar ese proyecto para los vascos.
La carta, a la que ha tenido acceso este medio, se refiere al "progresivo debilitamiento del sentido de pacto que supuso el Estatuto", y al fortalecimiento del "nuevo centralismo". Una situación que habría redundado también en una mayor debilidad institucional vasca, cuantificable en el "coste de la no-Euskadi". "Esto es, el perjuicio que para la nación vasca está ocasionando la no disposición de un autogobierno pleno", reza la misiva.
La situación, según prosigue el texto, bebería del "aplazamiento permanente" de las transferencias pendientes, el vaciamiento competencial a través de la sucesiva aprobación de leyes por parte del Estado, y el fortalecimiento de la concepción centralizadora. "Ados plantea hoy la necesidad de afrontar una nueva transición en Euskadi, un nuevo proceso constituyente que propicie la reconfiguración de las relaciones institucionales y políticas en un nuevo marco", explica el texto.
Unas palabras a través de las cuales el partido abertzale pone sobre la mesa nuevamente su preocupación por el desarrollo del autogobierno como herramienta clave a la hora de labrar el progreso de la sociedad vasca. Durante la celebración del último Aberri Eguna, Iñigo Urkullu ya apostó por recuperar el "nervio" de treinta años de construcción nacional, recogiendo el testigo del lehendakari José Antonio Aguirre y combatiendo la "parálisis y estrategia de empobrecimiento" del pacto PP-PSE y de un desaparecido Patxi López en episodios como el blindaje del Concierto Económico.
Sin embargo, la primera fase del proyecto no queda zanjada con el envío de las misivas y la recolección de opiniones, sino que se verá acompañada por seminarios abiertos centrados en los tres ámbitos clave de su propuesta -el autogobierno, la internacionalización y la participación-. Además, se persigue promover el acercamiento a la juventud, facilitando su participación a través de una relación estable con el conjunto de universidades vascas.
cuatro fases Una vez zanjada la fase de las aportaciones al documento básico, 2011 asistirá a la puesta en marcha de un diseño más definitivo de la propuesta, al tiempo que 2012 verá su presentación y difusión. Unas fases posteriores en las que el PNV también contrastará su análisis en una mesa de agentes políticos, al objeto de elaborar una hoja de ruta integradora que pueda llegar con fuerza a las elecciones de 2013, momento en que se activaría institucionalmente.
En este sentido, de materializarse un cambio en la mayoría parlamentaria y de contar con suficiente músculo como para aprobar la iniciativa, los jeltzales emprenderían una negociación con el Estado para poder dar un salto a un nuevo sistema de autogobierno. "Las vías previstas no encuentran un camino de salida. Es una vía agotada que requiere de un nuevo marco y un nuevo proceso transitorio que permita dar salida a las reivindicaciones nacionales", detallaron a este medio.