martes, 28 de septiembre de 2010

Liderazgo, inacción y medias tintas, por Belén Greaves Secretaria del EBB

Las palabras se las lleva el viento, lo importante son los hechos. Y esta última semana se ha demostrado, con más claridad si cabe. El compromiso con el pasado, el presente y el futuro de Euskadi y con la normalización y la pacificación dejan en evidencia el inmovilismo

Por BELÉN GREAVES, * Secretaria del EBB de EAJ/PNV - Martes, 28 de Septiembre de 2010
La conclusión de esta última trepidante semana política resulta clarificadora. La propuesta Ados, que busca solución para los dos grandes retos pendientes de Euskadi, la pacificación y la normalización política, subraya el papel referencial del Partido Nacionalista Vasco en la política vasca y vuelve a dejar en evidencia el inmovilismo de otros agentes.

Y más si cabe escuchando la posición que el lehendakari López nos ha hecho saber desde Shanghai. Dice que lo que propone el Partido Nacionalista Vasco es "política ficción". Quizás en un vano intento de buscar el desprestigio de las iniciativas de los demás para tratar de esconder la inacción de quien tiene la responsabilidad institucional de intentar casi lo imposible. Creo que el Partido Nacionalista Vasco ha demostrado que lo importante no son los titulares de prensa. Las palabras se las lleva el viento. Hemos demostrado que lo que realmente cuenta son los hechos, las decisiones y los compromisos. Y que la comunicación es importante pero que, por si sola, no puede suplantar durante mucho tiempo a la política y al trabajo.

EAJ/PNV se ha afianzado de manera férrea en el eje central de la política vasca. El multitudinario Alderdi Eguna del domingo rubrica uno de los momentos más esclarecedores de la política vasca de los últimos años y abre la puerta a un escenario igual o más importante. Nuestro partido ha cumplido lo que parecía imposible: gobernar desde la oposición. Quienes intuyeron rabia o despecho en aquella intención -expresada poco después de que el pacto PSE y PP adulterara la voluntad de los vascos y vascas- se equivocaron; sólo había compromiso con un país: con su pasado, con su presente y con su futuro. Con su pasado, porque sería una irresponsabilidad echar por la borda el ingente trabajo realizado todos estos años. Con el presente, porque la dimensión de la crisis económica y de los incumplimientos del Estado español en materia de autogobierno son inversamente proporcionales a la capacidad resolutiva del Ejecutivo de Patxi López. Y con el futuro porque, visto lo visto, la pacificación y la normalización política -los dos grandes retos pendientes de Euskadi- les vienen grandes a los adalides de la normalidad.

Lo fácil hubiera sido dejar que el gobierno de laboratorio naufragara en su incapacidad. Pero cuanto peor no es mejor. Al menos para Euskadi. Esa visión cortoplacista, circunscrita a las próximas elecciones, no sirve al país. Quizá sí al PNV, pero como partido abertzale hemos antepuesto el proyecto colectivo al particular. Lo demostramos la semana pasada con el acuerdo logrado en Madrid para traer a Euskadi la transferencia de Políticas Activas de Empleo -la política del día a día- y lo ratificamos el domingo, ante miles de afiliados y simpatizantes, al hacer pública la propuesta Ados, iniciativa que busca solución a la pacificación y a la normalización (la alta política).

El futuro es hoy, y se construye con trabajo, propuestas... hasta con equivocaciones. Como no se hace futuro, ni presente, es desde la inacción. López se ha apresurado a descalificar la propuesta del Partido Nacionalista Vasco desde Shanghai. No ha defendido ninguna alternativa. El no por el no.

La iniciativa jeltzale, en la que creo se adivinan las lecciones de todos los fracasos de procesos anteriores, rezuma sentido común y raigambre democrática: un acuerdo exclusivamente político y democrático en el que no cabe la violencia (y que obligaría a ETA a un cese definitivo de sus armas); un acuerdo que implicaría a todas las fuerzas políticas sin exclusiones y con representación política de todas; un acuerdo basado en el diálogo y la negociación entre los partidos, legítimos representantes de la voluntad popular; y un acuerdo que respete las decisiones que la sociedad vasca adopte libre y democráticamente.

Entre el liderazgo del Partido Nacionalista Vasco y la inacción del Gobierno PSE-PP no caben las medias tintas de ETA. La organización ha vuelto a hablar, pero sigue sin decir lo que la mayoría espera: que renuncia a la violencia. Mientras continúa su calculada campaña publicitaria a través de los medios de comunicación, tras tres apariciones dominicales, su falta de claridad inquieta más que tranquiliza.