martes, 27 de septiembre de 2011

Retos y desafíos de Euskadi y del Partido Nacionalista Vasco


Retos y desafíos de Euskadi y del Partido Nacionalista Vasco
Pertenecemos a un Pueblo que ha sabido superar los avatares de la historia y mantener su personalidad. Y lo seguiremos haciendo. Vamos a llevar a Euskadi al otro lado de la crisis, a la soberanía política, la soberanía económica y la paz. Vamos a situar a Euskadi en el mundo

No hemos nacido ayer. Ni creemos que el Pueblo Vasco solo exista desde que el PNV viera la luz hace 116 años. No. En la vida hay que tener perspectiva y humildad. On Joxemiel Barandiaran, con sus estudios etnográfico-antropológicos, demostró que, desde la prehistoria hasta nuestros días, una especie humana característica ha poblado el espacio físico que comprende ambos lados del Pirineo. A él se le atribuye, aunque no lo sea, la cita que hoy envuelve nuestro encuentro: "Porque fuimos, somos y porque somos, seremos". Pertenecemos a un Pueblo que ha sabido superar los avatares de la historia manteniendo su personalidad, evolucionando, plantando cara a los desafíos. Y todo ello por una innegable voluntad de supervivencia.

Hemos iniciado el siglo XXI asolados por una crisis mundial que va más allá del puro vuelco económico. Detrás de la actual inestabilidad se encuentra la pugna por el liderazgo mundial, por la notoriedad de unas potencias emergentes que desafían con su poderío al sistema imperante hasta este momento. Y, en ese pulso, quienes tengan los ojos bien abiertos y sean capaces de ser ágiles y eficaces en sus movimientos podrán incorporarse a las nuevas oportunidades que brinde la nueva gobernanza en ciernes.

En nuestro caso, en el caso del Pueblo Vasco, nuestra atención debe ser doble. Por un lado, porque no hay porvenir para una sociedad empobrecida. Si no tenemos estímulos económicos que nos permitan crecer, seremos una sociedad subsidiada, subordinada. Cuanto menos dependientes seamos, cuanto mayor sea nuestra capacidad creativa y productiva, más independientes seremos. Y ese es nuestro objetivo. También en lo económico. En un segundo término, porque la crisis va a imponer nuevas formas organizativas, una nueva forma de entender Europa por arriba y por abajo, y algunos van a pretender, so pretexto de ahorro público, un achique del estado autonómico en España.

Queremos ser y seguir siendo Nación. Pero Nación europea. Lo decimos en el documento político que hemos enviado para su debate y aprobación de cara a la Asamblea General. La España actual se ha convertido en un freno para el desarrollo de Euskadi. Los desequilibrios económicos e institucionales de España generan una gran desconfianza internacional. Necesitamos constituirnos en referencia internacional, no solamente en términos políticos, sino también culturales, sociales y económicos con una presencia y una identidad propias, de Euskadi, en el mundo. Y esto exige aplicar y estructurar políticamente el principio de soberanía, esto es, derecho y capacidad para decidir nuestro propio futuro. No por enfrentamiento político, sino por el interés de la ciudadanía. Porque los vascos y las vascas ambicionamos un futuro mejor, y porque nos asisten los mismos derechos que al resto de naciones en el mundo.

Sí, Euskadi, Nación europea. Junto a algunas naciones que ya están, como Estonia o Croacia. Junto a otras que piden paso, como Escocia o Flandes. Debemos poner nuestro objetivo allí donde el tren europeo avanza, vincular soberanía política y soberanía económica sin confundir ésta con el proteccionismo económico. Porque queremos y necesitamos una Euskadi más independiente y, al mismo tiempo, también más abierta al mundo.

En él enmarcamos los retos y los desafíos a los que nos enfrentamos en los próximos años. Se enfrenta este Pueblo, Euskadi y los abordará, sin complejos, el Partido de la Nación Vasca, el PNV. La herramienta política que durante 116 años ha ido cosiendo los eslabones de la cadena para construir nación día a día. Para soldar una estructura de país sólida y consistente que ninguna crisis pueda disolver.

Primer desafío: ganar posiciones para salir refortalecidos de la crisis económica. Segundo reto: posicionar Euskadi en el mundo. Situar a Euskadi en el concierto de las naciones, con un espacio propio en lo institucional, en lo cultural, lo social, y también en lo económico: "Eman ta zabal zazu munduan frutua". Tercera cita ineludible: la paz.

Acariciamos la paz con la punta de los dedos. Pero aún no ha llegado el momento de celebrar este bien supremo. Hemos trabajado de manera incansable para que la violencia desaparezca de nuestras vidas definitivamente y, una vez más, el cálculo político podría desvirtuar la tarea pretendida. El Gobierno español, timorato de la opinión publicada, aparentemente ha jugado sus cartas en los últimos años y hasta ahora teniendo siempre presente el coste electoral de sus pasos en lugar de confiar en la bondad de la recompensa. Y la izquierda abertzale, quien afirmaba que su decisión de emprender un nuevo camino pacífico y democrático era un compromiso unilateral, como lo era el proceso que afectaba a ETA, parece haber modificado su empeño buscando balones en tejados ajenos.

Su negativa por incapacidad a expresar públicamente su exigencia a ETA para que explicite su final, la repetición de gestos propios del pasado y su opinión -no declarada- de que con sus decisiones de hoy "no pondrán en bandeja de Rubalcaba o Rajoy" la victoria electoral, nos hacen pensar que, una vez más, el cálculo político podría pesar más que el bien común y general, una vez que recientes declaraciones del Colectivo de los Presos liberan la posibilidad de que, como EAJ/PNV, otros puedan trabajar por el bien mayor y no por las ventajas partidarias.

Tenemos ante nosotros la primera posibilidad en muchos años de hacer crecer la primera generación de vascos que no conozca el dolor de la violencia. Nuevos vascos que puedan apreciar una experiencia vital sin el pecado original del terrorismo en nuestra patria. ¿No es ese un desafío cautivador? ¡Claro que sí! No más víctimas. No más chantaje, no más intimidación, ni física ni mental.

Aquí no hay cálculo político que valga. La esperanza de una sociedad no vale un puñado de votos. Por lo tanto, que la izquierda abertzale termine el trabajo con el que se comprometió. Que cierre, de una vez por todas, la puerta de ETA y tire la llave al mar para que nadie tenga la tentación de reabrir el infierno que este pueblo ha padecido. Y que el Gobierno español -actual y próximo--, sea el que fuere, abra las ventanas a un nuevo aire fresco de derechos humanos, ventilando una democracia viciada de tanta excepcionalidad. No hay más cuentas que hacer. Paz por paz. Y punto.

Hemos encauzado el cumplimiento estatutario mientras quienes presidían el Gobierno de este país, quienes gestionarán esas nuevas competencias, miraban para otro lado y hacían aspavientos de desaprobación y rechazo al incremento del autogobierno alcanzado. Sí, hemos hecho y hemos cumplido con la premisa que Juan Ajuriagerra nos legara: "Allí donde se juegue una parte del futuro de Euskadi, allí estará el PNV para defender los intereses de los vascos". Y, finalmente, hemos colaborado en la estabilidad porque, pese a nuestra visión crítica del momento, jamás hemos perdido el sentido de responsabilidad. El modelo del PNV es que "cuanto mejor, mejor". No hay bien que del mal provenga.

Hemos estado donde tocaba, donde se jugaban los intereses de Euskadi. Y seguiremos estando. Sin complejos. Dispuestos en todo momento a conseguir nuevas cotas de bienestar y de autogobierno para este país. Como lo estuvo en su día Jose Antonio Agirre o el propio Juan de Ajuriagerra. Volveremos a Madrid, ligeros de equipaje y con el corazón en Euskadi.

Hace treinta y tantos años, la radicalidad del país tachó al PNV de "traidor" por comprometer su participación en la Cortes españolas. Treinta y tantos años después, aquellos que se comían el mundo con su ruptura y con dialéctica vacía de "independencia y socialismo", han tomado la decisión de acudir a Madrid. A los mismos escaños que durante años de soledad han conocido a la única voz abertzale de manera ininterrumpida en Madrid; la voz del Partido Nacionalista Vasco.

Vuelvo al principio de mi reflexión: perspectiva y humildad. Katea ez da eten! Sabemos dónde estamos y adónde queremos llegar. Conocemos los desafíos inmediatos a los que nos vamos a enfrentar. Construir Euskadi, nación europea. Ponerla en el mundo. Alcanzar la paz. Avanzar en el autogobierno en beneficio de toda la sociedad. Y defender nuestros intereses allá donde estén en juego.