Aires de involución en el modelo de Estado-Editorial Deia
Las continuas referencias de dirigentes del PSOE y del PP al "agotamiento del sistema autonómico" esconden un peligroso intento de liquidación de la realidad plurinacional cuando el debate acertado debería ser el encaje de los hechos nacionales
Lunes, 7 de Febrero de 2011
EL ex presidente español y, al parecer, autor intelectual del corpus ideológico del PP, José María Aznar, no se ha andado con demasiadas sutilezas al recuperar sin tapujos el viejo discurso involucionista de la derecha del tardofranquismo, esta vez valiéndose del falaz argumento de que el vigente modelo del Estado de las Autonomías supone un lastre para salir de la crisis económica. Este ramplón discurso -que el expresidente ya apuntara en su día desde las páginas del diario La Nueva Rioja con tesis neofalangistas- no pasaría de la anécdota si no fuera porque de manera más o menos subliminal pero intentando que cale como una lluvia fina, está prodigándose en mensajes de líderes socialistas y populares que abogan por reordenar a la baja el mapa autonómico -o directamente eliminarlo- con el pretexto de la manifiesta precariedad de algunas comunidades y con la idea de que el actual modelo de Estado es insostenible. Zapatero ya apuntó la necesidad de realizar ajustes en las comunidades autónomas, dejándolo caer en una entrevista en el diario Financial Times, al mismo tiempo que el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, negaba que se fuera a hacer una revisión a la baja, aunque sí abogaba por "evitar duplicidades e ir hacia unas políticas más austeras". Estos planteamientos obvian que ha sido precisamente la aplicación del absurdo café para todos y el intento de diluir los hechos diferenciales históricos en un conjunto de reinos de taifas, el origen de estructuras sin base política y proclives al despilfarro. En todo caso, si el sistema de las 17 autonomías resultara ahora insostenible, no hay problema alguno en abordar el debate en toda su dimensión, ya que su cuestionamiento abre la espita a la posibilidad de abordar sin miedos ni complejos un planteamiento serio y sereno sobre otro modelo de Estado que establezca bien a las claras, como mínimo y en primer lugar, las diferencias competenciales que les corresponden a las nacionalidades históricas y al resto, así como el propio encaje y funcionamiento de al menos Euskadi y Catalunya, oídas y respetadas las voluntades de los ciudadanos de ambas naciones. Pero los discursos que se oyen en Madrid están lejos de estos derroteros, sino que, más bien al contrario, la crisis económica está sirviendo de excusa para un nuevo proceso de liquidación de la realidad prurinacional. Y en este objetivo no sería difícil que -olvidadas ya las veleidades de la "España plural" del primer mandato de Zapatero- PSOE y PP hicieran piña al estilo del pacto de 1981 en torno a la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), aunque finalmente fue declarada inconstitucional tras una dura batalla legal. La batalla de la involución no ha hecho más que empezar.