La creación del Partido Nacionalista Vasco supuso a Sabino Arana pérdida de patrimonio personal, encarcelamiento, cierre de periódicos, multas y presentación de avales. Su carácter de líder le llevó a la constancia en el logro de los objetivos fundacionales, aunque vio con claridad que no los podría lograr sin desarrollar políticas que garantizaran la creación de fuentes de riqueza y la participación en el sistema democrático de las elecciones.
Sus contemporáneos prosiguen en esta línea, y niegan que la lucha armada pueda ser viable. Por lo que su estrategia fue seguir a su fundador, unos de una forma más radical y otros, más moderada, pero siempre dentro de las vías de la Democracia.
Una de las últimas gotas que rebasó el vaso de paciencia de Sabino Arana fue la decisión del Gobernador de cesar a los concejales nacionalistas del Ayuntamiento de Bilbao. Sabía que no se debió, aunque formalmente sí, al escrito de saluda dirigido a la fragata argentina Sarmiento, sino a la clara intencionalidad política de perseguir el nacionalismo vasco. Y ante esta realidad intenta crear una estrategia que “el enemigo no podrá concebirlo”, que “quede engañado” y que “pocos hombres de Estado pudieran comprenderla”.
Esta estrategia se recoge en su artículo Grave y Transcendetal, donde textualmente se dice: “…viendo hoy que al Partido Nacionalista Vasco no se le permite la vía legal, pues se les impide a sus afiliados el uso de sus derechos constitucionales que a los anarquistas no se les niegan, y no se les consiente la mera profesión interna de las ideas; convencido ya de que continuar la campaña nacionalista sería gastar inútilmente preciosas energías que los vascos pudieran aplicar a la consecución de fines, como más asequibles, más prácticos, propínese desistir de continuar llamando a sus compatriotas al nacionalismo y recomendar a los que hasta el presente han acudido, reconozcan y acaten la soberanía española….”.
No le resultó fácil tomar la decisión, ni explicar a sus compañeros de Partido. Pero, por los resultados obtenidos hasta el presente, resulta indiscutible que el EAJ-PNV ha sido quien ha liderado los destinos de Euskadi.
Sabino Arana fue criticado y perseguido. Pero tuvo el valor para crear en sus ocho años de vida política (murió en 1903) el desarrollo de una ideología que, al igual que en Europa desde finales del siglo XVIII, ha supuesto en Euskadi toda una revolución social.
En el recorrido histórico del nacionalismo vasco han existido y existen varios Partidos nacionalistas. No le vendría mal a este País que alguno de éstos asumiera algún día la decisión definitiva de cambio de estrategia, haciendo definitivamente su recorrido político desde opciones pacíficas.
Josu Legarreta
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