lunes, 23 de mayo de 2011

El PNV revalida su victoria en la CAV


Urkullu considera que los resultados marcan el fin del pacto PP-PSE y ponen en relieve la realidad sociopolítica de Euskadi.
El líder del EBB recalca que la irrupción de Bildu deja a ETA fuera de juego
BILBAO. El PNV ha extraído tres conclusiones claras de la última cita con las urnas. Por una parte, y como la lista más votada en el conjunto de la CAV, los jeltzales han entendido revalidada su gestión a ojos de la ciudadanía. Frente a las críticas de un socialismo que esgrimía una pretendida e imparable ola del cambio, los abertzales han logrado sobreponerse a la mayoría PP-PSE en más de un enclave y han podido anotarse el nada desdeñable tanto de la mayoría absoluta de Iñaki Azkuna en

Bilbao. Además, su diputado general de Bizkaia José Luis Bilbao ha reeditado su triunfo con 22 escaños, frente al batacazo de la alternativa de José Antonio Pastor, al tiempo que sus equipos locales se han afianzado en feudos tradicionalmente socialistas de Ezkerraldea. Por otra parte, la mayoría abertzale que arroja el cómputo de los votos de PNV y Bildu en los tres herrialdes echa por tierra la ortopédica mayoría del Parlamento Vasco, sustentada en la entente constitucionalista y la ilegalización de la izquierda abertzale, al tiempo que la supremacía del partido de Sabin Etxea sobre la coalición recién estrenada acredita la hegemonía de las filas de Iñigo Urkullu en el campo del nacionalismo vasco. "Hoy, el partido más votado es el PNV", recalcó el burukide.

El discurso del presidente del EBB fue interrumpido en más de una ocasión por las ovaciones de los presentes en Sabin Etxea. Urkullu se subió al atril con la tranquilidad de quien se sabe con los deberes hechos. Su partido apostó desde el primer momento por la pacificación y la normalización frente a los cálculos electorales, y a nadie tomó por sorpresa en la sede jeltzale el triunfo de Bildu en Gipuzkoa. Sabían que su electorado ansiaba poder votar tras años de prohibiciones, y no habían perdido de vista que los escenarios de alto el fuego siempre contribuyen a propulsar el voto de la izquierda abertzale histórica. Esperaban que el respaldo a la sensibilidad se situara en las cifras de 1999, con el esperanzador proceso de Lizarra o que, incluso, superara esas expectativas.

Para Urkullu, de hecho, uno de los factores a destacar en estas elecciones ha pasado por el nuevo mapa político. "Estas elecciones se han dado con normalidad absoluta. La sociedad ha podido votar la opción que ha preferido. Estas elecciones han sido la demostración de la pluralidad de la sociedad vasca. Nos dejan un mapa político diferente que debe abrir un nuevo escenario. Hoy, el PNV ha sido el partido que más votos ha recibido. La sociedad ha demostrado que el pacto PP-PSE es parte del pasado, y que los resultados de Bildu son un reflejo de la exigencia de la utilización de las vías políticas. ETA no tiene espacio en Euskadi. Estos resultados son el fin de ETA", zanjó.

la duda del parlamento En este sentido, los resultados de Bildu ponen en un brete al lehendakari Patxi López, sustentado en el Gobierno vasco gracias a los votos del PP y a la ilegalización de la izquierda abertzale histórica. Ante el vuelo que ha tomado la coalición en instituciones de Gipuzkoa, la opinión pública podría no acabar de encajar una posición inmovilista del socialismo en este sentido, máxime cuando López pareció rasgarse las vestiduras ante las dudas sobre la legalidad de Bildu. Habría llegado el momento, pues, de que el lehendakari tradujera en hechos sus proclamas. Urkullu, por su parte, apeló a la responsabilidad de PP y PSE al ser preguntado sobre la necesidad de convocar unas elecciones autonómicas anticipadas que corrijan la disfunción de la Cámara de Gasteiz. "La suma del nacionalismo vasco da lo que da. De una vez por todas, el PSOE y el PP deberían ser conscientes de que la realidad sociopolítica es la que es, y no la que durante años se ha intentado negar", recordó.

No obstante, la irrupción de Bildu arroja, asimismo, un panorama institucional marcado por la fragmentación y por la necesidad de forjar acuerdos -los simpatizantes jeltzales no hablaban de otra cosa en Sabin Etxea, y no dejaban de sumar los votos de PP y PSE, para respirar con alivio en los casos en los que la entente no resultaba ganadora-, pero el burukide no quiso pronunciarse en materia de alianzas sin antes examinar con detenimiento los programas de los partidos. "Con el mapa complejo de los tres territorios, tenemos que analizar los resultados, pero también los programas, en lo que el PNV estima estratégico para la sociedad vasca, tanto en la institucionalización de Euskadi como en la reactivación económica", explicó.

Sobre la fuerza de Bildu, quiso matizar recurriendo a una metáfora futbolística. "En deportes, siempre hay un equipo revelación. Pero las ligas las ganan los equipos regulares. El PNV lleva treinta años en esa regularidad", aseveró, para desatar el aplauso y los gritos a favor de la independencia de los entusiastas simpatizantes congregados en la sede bilbaina. Urkullu apelaba de esa forma a la apuesta de su partido por congregar el voto abertzale y por canalizar los esfuerzos del nacionalismo institucional. En campaña, de hecho, los jeltzales ya pudieron recaban el apoyo de más de un exmiembro de EA que se dejó caer en los actos del partido. Representantes de la dirección de Hamaikabat de Bizkaia hicieron lo propio y la formación, además, comenzará a partir de hoy a colaborar con el PNV en el herrialde.

El burukide prometió no defraudar. "En el Gobierno o en la oposición, el PNV está siempre dispuesto a dar lo mejor por Euskadi. Y eso seguirá siendo siempre así. A partir de las ocho de la mañana [de hoy], vamos a seguir trabajando por Euskadi. Estamos dispuestos a confrontar proyectos en un tiempo de paz. Hemos logrado la mayoría absoluta en Bilbao. Hemos conseguido 22 apoderados en Bizkaia. Hemos sembrado. Y en Gipuzkoa también vamos a sembrar, para que en un futuro no muy lejano podamos recoger por encima de la espuma en la que están viviendo otros", zanjó, en referencia a Bildu.

propuestas de futuro A la hora de afrontar los retos que se presentan en el camino de los jeltzales, el PNV dio cumplidas muestras de no haber renunciado a su ADN. El burukide reiteró el compromiso de sus filas con la normalización, la paz y el empleo, y apostó por la estabilidad institucional, la reactivación económica y la forja de un proyecto de futuro para Euskadi. Además, rehusó recurrir a la política de bloques, y mostró su satisfacción ante unas elecciones presididas por la "normalidad". "Han sido las elecciones de la participación plena. Reflejan el hecho diferencial de una sociedad vasca políticamente diversa. El mapa institucional nos abre un nuevo tiempo para la política. El PNV es el partido más votado, y eso nos compromete ante la sociedad y las instituciones vascas de cara a fortalecerlas. La sociedad quiere dejar atrás el pacto PP-PSE. No responde a la mayoría social", remachó el jeltzale.