DEIA adelanta extractos de las memorias políticas que Ibarretxe
Durante los diez años en que el lehendakari Juan José Ibarretxe asumió la máxima responsabilidad política de la CAV (1999-2009), su voz llegó a la ciudadanía a menudo mediatizada, interpretada, comentada, acotada y, en ocasiones, manipulada. El periodista Koldo Ordozgoiti ha recogido sus memorias políticas a través de un metódico proceso de diálogos en profundidad, cuyo resultado es un texto en el que Ibarretxe reflexiona en primera persona sobre los hitos fundamentales de su presidencia, incidiendo en sus claves (públicas y no tan públicas) y plasmando con plena nitidez su ideario político de futuro. DEIA adelanta extractos de varios capítulos del libro, que se presentará el martes en Bilbao.
"El Acuerdo para la Normalización Política y la Pacificación, el Pacto de Ajuria-Enea, es la antítesis del Pacto Antiterrorista del PP y del PSOE. Leído a la luz del presente, he llegado a la conclusión de que entonces, en la era Aznar, pero también ahora, en los tiempos de Rodríguez Zapatero, el Pacto de Ajuria-Enea podría ser perfectamente declarado un documento subversivo.
Y podría serlo desde su propia concepción, ya que es un acuerdo para la normalización y pacificación. Un acuerdo para la normalización política, en el que se recogía la existencia de un profundo contencioso político entre Euskadi y España. Los firmantes coincidían, además, en que el no desarrollo del autogobierno podía dar argumentos a los que utilizaban la violencia.
En el Pacto de Ajuria-Enea se preveía la posibilidad de la adecuación del marco jurídico, la posibilidad de su cambio sobre la base de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía vasca, legítimamente expresada a través de vías pacíficas y procesos democráticos, que debía ser reconocida y respetada por los poderes del Estado español.
Todo esto estaba recogido en el Pacto de Ajuria-Enea, pero algunos negaron la palabra dada. De modo y manera que los contenidos del Pacto de Ajuria-Enea -que en su momento rubricaron- resultan hoy subversivos para PP y PSOE.
La ruptura de la Mesa de Ajuria-Enea fue el primer paso del alineamiento entre el PSOE y el PP. No es casualidad que el llamado Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, el pacto PP-PSOE, se firme el 12 de diciembre de 2000 y que contenga más referencias en contra del Partido Nacionalista Vasco y de Eusko Alkartasuna que contra la propia ETA.
El fracaso electoral de 2001 les llevó a "perfeccionar la alternativa", y dar una nueva vuelta de tuerca en la exclusión, con la aprobación de la Ley de Partidos. Todo ello con el objetivo de controlar la mayoría social y electoral vasca, por la vía de la anulación de una parte del electorado, para conseguir una mayoría numérica en el Parlamento Vasco".
"ETA había dicho que la violencia había acabado para una generación y es evidente que mintió y faltó a su palabra. La sociedad está cansada de ETA. La sociedad en general le exige el fin de su existencia, el fin de la violencia. Pero incluso muchos en su mundo, el entorno de la izquierda abertzale, entendieron la ruptura de la tregua como una traición. Como han considerado también una traición la ruptura de la tregua en 2007. Las rupturas de las dos treguas han supuesto una profunda decepción.
De mi época de Lehendakari lo más duro, lo que no olvidaré nunca es cuando sonaba el teléfono para decir que ETA había atentado, y sobre todo, cuando lo que te decían es que ETA había matado a alguien".
"Cumpliendo con el compromiso que adquirí ante el Pleno del Parlamento, la misma tarde-noche del 30 de diciembre, me puse en contacto con el Presidente del Gobierno, para abrir la negociación sobre el texto del Estatuto Político aprobado por la mayoría absoluta del Parlamento Vasco, la mayoría legal requerida por las previsiones de reforma del Estatuto de Gernika.
Llamé a Rodríguez Zapatero desde el despacho del Gobierno en el Parlamento; el Presidente había iniciado sus vacaciones, y se encontraba junto con su familia, a seiscientos kilómetros de Madrid. La llamada y, sobre todo, la mayoría absoluta del Parlamento Vasco, le pillan por sorpresa. "¿Aprobado?", me dice incrédulo. "¿Cómo?, si he salido de viaje este mediodía, con tranquilidad, porque a las diez de la mañana me han confirmado que no se iba a aprobar".
La fuente que intoxicó a Rodríguez Zapatero sólo podía ser una… Los votos que decantaban la mayoría absoluta eran los de Batasuna, y en ese Pleno, a la tarde, se produjo el juego de los tres votos favorables y las tres abstenciones. Por lo mismo, me imagino que la confirmación que le había dado la tranquilidad, por la mañana, para tomarse las vacaciones, no había podido ser de los representantes de PSE-PSOE y PP, de los que era conocida su oposición al nuevo Estatuto. La información, entiendo, debía de haberle llegado de los que podían garantizarle el voto del grupo parlamentario de la izquierda abertzale.
Sentí a Rodríguez Zapatero desencajado y fuera de juego. Ni qué decir, que tanta familiaridad me resultó sospechosa. Después hemos sabido que llevaban tiempo hablando, en negociaciones formales, con Batasuna e incluso con ETA".
"Formo parte de un partido nacional vasco y concibo un nacionalismo, en el siglo XXI, que construye con la razón y con el corazón. Que obra con la cabeza, pero que edifica también con el alma.
La iniciativa política mueve el corazón. En el siglo XXI, en un país avanzado como es Euskadi, hay que gestionar bien. Pero además, tomar la iniciativa que te ubique en el mundo.
La defensa de la identidad, de la cultura, de la lengua vasca no está relacionada únicamente con un hecho político legítimo como es reivindicar la propia personalidad en el mundo globalizado actual; además está en relación directa con el logro de desarrollo humano sostenible.
Esto es válido para el desarrollo humano sostenible y también para que, en el siglo XXI, en tiempos de globalización, haya partidos de raíz nacional vasca que defiendan que aquí hay una nación, que es la nación vasca. Y un pueblo, que es un pueblo pequeño, el Pueblo Vasco, que quiere tener su lugar en el concierto europeo y mundial".