En la primera década del siglo XIX los territorios de las colonias españolas de América padecieron las consecuencias de la confusión y vacío de poder que produjo la invasión de España por Napoleón. Mientras España luchaba por su independencia, Argentina atravesaba momentos políticos delicados, entre otras razones, por la presencia –e invasión- de los ingleses en Buenos Aires.
En este paralelismo de las estrategias de expansión del poderío francés e inglés, se ve que España se encuentra en la recta final de su decadencia. Y su monarquía reacciona con una estrategia política de carácter absolutista. En el caso de Bizkaia, aunque sólo sean dos exponentes, basta recordar cómo pretendió dividir a la ciudadanía bizkaina apoyando la creación de un nuevo puerto, el Puerto de la Paz, a las afueras de Bilbao, en perjuicio del puerto ya existente, y la modificación del tradicional sistema militar de los vascos.
En el caso de las colonias latinoamericanas, mantuvo también su estrategia: de posicionamiento de rechazo a las propuestas americanas de abolir el entramado colonial, la apertura de nuevos puertos coloniales para el comercio internacional, la reducción de aranceles para los productos provenientes de dichas colonias, etc…,
Sí, desde la perspectiva de la constitución, todos eran españoles; los latinoamericanos y los vascos también. Y, como tales, el gobierno aplicó sus políticas de uniformización de legislaciones: mientras en el caso vasco se anula el régimen foral, a la población de las colonias les impone un sistema de representación en las Cortes Españolas nada aceptable para ellas: de más 300 diputados, sólo unos sesenta eran americanos. (A los más de 6.000.000 de mulatos, por ejemplo, se les deniega los derechos políticos).
Aún así, no se puede negar que los autores de aquella Constitución no hubieran realizado un esfuerzo intelectual de concebir un nuevo modelo de Estado. Su lectura hace pensar que algunas ideas de la Revolución Francesa repercutieron en su concepción, y no se le puede negar su intencionalidad de cambio del poder absolutista hacia fórmulas más liberales. Pero las estrategias aplicadas fueron tan centralistas que no produjeron sino enfrentamiento con las tendencias, más federalistas, de los representantes americanos.
Definitivamente, las colonias latinoamericanas se dirigían hacia su independencia, con con estrategias diversas según el perfil de cada umo de los líderes; Rodríguez Peña fue masón; Cornelio Saavedra, independentista moderado; Moreno,independentista radical; o Belgrano, con visión práctica promovió proyectos como la creación de una nueva vía de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico, la creación de las Escuelas de Comercio y de Náutica, la creación la Compañía de Seguros Marítimos y Terrestres y de escuelas para la formación de los niños, etc. Simples ejemplos de líderes con aspiraciones nacionales, que desarrollaron su actividad política para la conformación definitiva de ARGENTINA.
J.L. Bilbao