lunes, 13 de diciembre de 2010

LOS NACIONALISTAS SON UN PROBLEMA

No sé cuántas veces habré podido oír o leer esta frase. Muchos cientos de veces. Incluso hoy me duele esta acusación. Todavía la semana pasada me lo decía un amigo, reafirmándose en su intención de votar a un Partido no vasco. Como si los problemas de Euskadi con Madrid hubieran empezado a surgir a partir de que Sabino Arana fundara el Partido Nacionalista Vasco.

Este amigo insistía en su argumentación afirmando que “el nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando”. Y me lo decía a mí que he pasado los últimos veinticinco años viajando continuamente por más de 30 o 40 países. No hubo forma de llegar a consenso alguno, ni siquiera en temas básicos. Posiblemente él proseguirán pensando lo mismo, y yo con cierto sentimiento de que los antinacionalismos se curarían si se leyeran un poco más temas de historia.

En alguna oportunidad comentaré la diferencia entre fuerista y nacionalista. En esta oportunidad sólo quisiera citar opiniones de vascos no nacionalistas, anteriores a Sabino Arana. En primer lugar, para transcribir qué entendía por Fuero el liberal donostiarra Joaquín Jamar: Fuero es –decía- “una constitución, una legislación; la Constitución, la legislación del pueblo vascongado. Es la afirmación enérgica de que el pueblo vascongado no reconoce amos; la afirmación enérgica de que, como pueblo libre, tiene derecho a gobernarse a sí mismo”.

Pero por si cupiera alguna duda por ser de Gipuzkoa, para el vitoriano Ricardo Becerro de Bengoa, diputado republicano en Madrid los años 1890, 1891 y 1893 y senador por Álava en 1892 “los fueros son una auténtica constitución popular de las provincias vascas y el antecedente inmediato de las modernas constituciones europeas”. En uno de sus poemas escribe que “la administración éuskara, superior por todo extremo al centralizado régimen absorbente, caro y pésimo que al resto de la nación hace pobre sin remedio, logra que tierras míseras y reducidas, viviendo gobernadas por sí mismas, sean ejemplo de la España, por su fáciles servicios, por sus envidiados centros, por sus obras, su cultura y su bienestar completo”.

Por si no fueran suficientes exponentes, cito al vizcaíno Fidel Sagarmín haga, que quince años que Sabino Arana creara EAJ-PNV escribía en 1880 que “los vascongados desean conservar sin mengua sus instituciones políticas, y en nada consuela que nos llamen los primeros pobladores de España. Preferimos continuar siendo íberos como de antiguo, en buena paz y compañía con celtas y romanos, y aún con griegos y cartagineses, si fuera preciso, manteniendo cuidadosamente la facultad de regirnos a nuestra manera.. (Para) la nación vizcaína –así se nos llamaba bajo los reyes absolutos- hoy el absolutismo está en la unidad nacional”...

Evidentemente, el problema vasco de relaciones con el Gobierno central es anterior al nacionalismo vasco. Quien no es capaz de comprender esta realidad histórica difícilmente podrá entender a Sabino Arana y su Partido.

J.L. Bilbao