Markel Olano candidato del PNV a diputado general de Gipuzkoa
"Estoy convencido de que el pacto PSE-PP fortalecerá al nacionalismo, hoy excesivamente fragmentado"
Acaba de ser designado candidato del PNV a diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano afronta con ilusión y seguridad su segunda carrera electoral. Satisfecho con el nuevo estilo de hacer política que ha marcado en la Diputación, insiste en que hay que seguir redoblando esfuerzos.
DONOSTIA. El refrán dice que "no hay mal que por bien no venga". Por primera vez en los últimos 30 años, el PNV fue desbancado del Gobierno Vasco gracias a un pacto entre el PSE-EE y el PP que podría extenderse a las diputaciones y ayuntamientos vascos tras las elecciones de 2011. El diputado general de Gipuzkoa y candidato del PNV a la relección, Markel Olano, está convencido de que "sumarán" allí donde les den los números, pero lejos de derrotismos, el dirigente guipuzcoano hace una lectura optimista y afirma que la entente constitucionalista supondrá una "fortaleza para el futuro del mundo abertzale", en tanto que "clarificará" la estrategia a seguir de la "sopa de letras" que es hoy el nacionalismo.
El PNV ha dado el pistoletazo de salida a la carrera electoral con su designación como candidato a diputado general. ¿Cómo afronta ésta su segunda contienda electoral?
En un momento crítico como en el que nos encontramos, tanto en el orden económico, como político, cultural y lingüístico, abordo esta nueva fase con una actitud de seguir comprometido con el país en un momento, insisto, en el que hay que mojarse.
¿Qué ha supuesto para usted a nivel personal ser diputado general?
Evidentemente, ha supuesto un cambio muy importante en mi vida. Es una vida muy dedicada a este trabajo y a esta responsabilidad. Prácticamente full time no solamente en el tiempo que dedicas, sino también en intensidad emocional. Es un trabajo exigente, pero también apasionante.
A un año vista de las elecciones, ¿ve al socialista Iñaki Arriola como rival?
Respeto las decisiones que adopten todos los partidos. Sinceramente, ni se me pasa por la cabeza inmiscuirme en procesos internos de otros partidos. No hay que mirar a otros; la prioridad es hacerlo uno bien.
En 2007, el PSE se quedó a las puertas de la Diputación de Gipuzkoa. Ahora cuenta con dos bazas importantes: el tirón mediático del Gobierno Vasco y la posible ausencia de la izquierda abertzale en las elecciones. ¿Contemplan como una posibilidad real perder el Gobierno foral?
Yo de la constitución del Gobierno Vasco hago una lectura diferente. Se ha visualizado el eje PP-PSE de una forma muy potente, y se ha explicitado que ese eje se pretende extender al conjunto institucional. Yo creo que eso desde el punto de vista de la población se ha percibido de un modo muy crítico. Esa operación política no se comparte en el país y, desde luego, tampoco en el territorio de Gipuzkoa de sensibilidad mayoritariamente abertzale. Tengo la convicción de que el hecho de que se haya constituido un nuevo Gobierno Vasco con el apoyo del PSE y del PP clarifica y nos ofrece al mundo nacionalista una determinada visión de qué pasos tenemos que dar en el futuro y cómo hacer frente a esa operación política. En este momento hay una sopa de letras nacionalista, una excesiva fragmentación en el ámbito nacionalista. Insisto en que esa entente PSE-PP va a suponer una fortaleza para el futuro del mundo abertzale en el territorio.
¿Pero están nerviosos ante la posibilidad de ser desbancados de la Diputación? Tras llegar a Lehendakaritza, el PSE ha puesto en el punto de mira a las diputaciones.
El PNV tiene la vocación de liderar. Observamos con ilusión los tiempos que se avecinan por la clarificación que supondrán. Yo formulo la necesidad, el principio de realizar un trabajo común entre las formaciones nacionalistas que compartimos una base ética común, una posición frontal contra la violencia. Al conjunto de fuerzas nacionalistas que ocupamos ese espacio político nos une mucho más de lo que nos separa.
¿Podría concretar un poco más cómo se articularía ese trabajo común?
El ámbito de colaboración evidentemente lo marca la capacidad que tiene cada fuerza política de establecer una base ética muy distanciada, frontalmente distanciada del hecho violento o del terrorismo que nos afecta de un modo muy grave en este país. Ese sería el ámbito que marca un poco la colaboración. A partir de ahí, desde el punto de vista electoral, creo que ese terreno lo tienen que marcar los propios partidos políticos. Y yo propongo trabajar ese terreno.
¿Y han mantenido ya alguna reunión en esa dirección?
Yo estoy estableciendo el principio general. Y creo que uno de los mayores riesgos que tiene el nacionalismo es caer en la improvisación. Lo que hay que hacer es planear el trabajo, asentar las bases y establecer una planificación sistemática a medio o largo plazo, para que los frutos que vengan sean sólidos. No creo que estemos en estos momentos para dinámicas cortoplacistas. Y sobre la dinámica de trabajo son los partidos los que tienen que establecerla.
Los pactos decidirán probablemente de nuevo el futuro gobierno de la Diputación. ¿Usted es partidario de ir en coalición con Hamaikabat (H1!)?
Esa cuestión la están trabajando en este momento los partidos políticos implicados. Entonces, yo no voy a interferir en ese proceso.
¿Cómo ha funcionado la colaboración con H1! en el Gobierno foral?
Nosotros estamos desarrollando un trabajo compartido en la Diputación que para mi es muy satisfactorio. Y las relaciones son magníficas. Luego la plasmación de eso desde el punto de vista electoral, ya responde a los partidos políticos, que son ellos lo que tienen que tomar las decisiones. A mí no me corresponde como diputado general. Hay que dar tiempo al tiempo y que los partidos continúen en un plano discreto sus conversaciones y ya veremos cuál es la situación a la que llegamos.
¿Y con Aralar cómo están las relaciones? Si la izquierda abertzale oficial no participa en las elecciones, podría convertirse en la llave de la Diputación.
En primer lugar, tengo muy claro que sería extraordinariamente negativo desde el punto de vista de la salud democrática de nuestro país que la izquierda abertzale no se pudiera presentar a las elecciones. Dicho esto y sin querer entrar en hipótesis, nosotros tenemos una relación fluida con Aralar. Pueden existir discrepancias en el ámbito de la gestión, pero compartimos una lectura de país. Mi actitud es de colaborar y buscar permanentemente acuerdos con Aralar.
Hablando de la izquierda abertzale, ¿en qué grado cree ha avanzado este sector hacia las vías pacíficas?
Para mí, el movimiento que ha hecho este sector político en favor de las vías exclusivamente políticas y democráticas es creíble y firme. Creo que es un paso sólido. Lo que sucede es que se hace un planteamiento en ese sentido a la propia ETA y, lo realmente preocupante es que ETA no haya respondido a ese requerimiento público formulado por la izquierda abertzale. Por lo tanto, tenemos por un lado a la inmensa mayoría de la izquierda abertzale avanzando en un espacio determinado y a una ETA sustrayendo a la izquierda abertzale de un paso que sería crucial para darle credibilidad y un respaldo definitivo a ese movimiento por las vías pacíficas.
Mientras que en Gasteiz el PNV y el PSE no se entienden, llama la atención la buena sintonía que mantiene con el socialista Odón Elorza.
Sí, pero la actitud que mantengo con el Ayuntamiento de Donostia y su alcalde no es exclusiva, sino que es con todas las instituciones del territorio. Para mí el liderazgo compartido del conjunto institucional es muy importante para hacer frente a los retos que tiene el territorio. En ese sentido, hemos mantenido un contacto muy frecuente con gran parte, yo diría que con todos los ayuntamientos de Gipuzkoa. Pero más allá de eso, incluso con el propio Gobierno Vasco. En la primera reunión que mantuve con el lehendakari López ya le dije que había dos cuestiones en las que la Diputación y yo, como diputado general iba a colaborar y ser leal con el Gobierno Vasco. La primera, en la defensa de las víctimas del terrorismo y la segunda, la gestión de la crisis económica.
¿Cómo es su relación con el lehendakari López?
No hemos mantenido una relación muy fluida. Evidentemente disponemos de agendas muy apretadas. Se trata, al final, de una relación de respeto institucional y de lealtad.
¿Qué balance hace del primer año de gestión de López?
Sin entrar en la cuestión de las víctimas y la gestión económica, yo sí observo que el eje PSE-PP condiciona mucho el trabajo del Gobierno, sobre todo, en cuestiones que tienen que ver con la lengua, la cultura, con el ámbito de la identidad del país. Se han dado pasos en ese sentido que no conectan con la visión mayoritaria de la sociedad. Y en segundo lugar, creo que este Gobierno debería ahondar en su capacidad de relación e interlocución con la sociedad, pero especialmente en el ámbito institucional. En este sentido, tenemos el ejemplo reciente del Plan de Paz y Convivencia, que se publicó sin haberlo consensuado previamente con las formaciones y la comunidad educativa.
¿Le sorprendió la reacción del PSE rechazando su Plan de Víctimas después de que el TSJPV diera la razón a la Diputación en relación a la colocación de la placa para denunciar la orden de izar la bandera española?
La cuestión de las víctimas y la solidaridad y el apoyo que tienen que tener es demasiado importante como para que esté al albur de la coyuntura política. Por lo tanto, yo no voy a entrar en pólemicas con el PSE, ni con ningún partido.
¿Cree que se reconducirá la situación y el PSE apoyará el Plan?
Confío en que se reconduzca y haremos el esfuerzo posible para ello.
¿Cree que es momento de revisar la LTH, como sugiere el PSE?
Abrir debates sin haber concitado un apoyo mayoritario no hace más que generar crispación y no avanzar en una mejora de nuestro entramado jurídico y político.